Capitulo 2

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Luego de su nombramiento como heredero, Rhaegar fue teniendo más y más apariciones públicas, convirtiéndose rápidamente en una alegría para el pueblo y los reinos cercanos, quienes no habían tenido un príncipe que les diera la atención necesaria como lo hacía el príncipe Rhaegar.



Con tan solo diez años, los cantantes de la corte pronto lo llamaron "El joven dragón". Un niño audaz, brillante y considerado apuesto a su corta edad, como solo podía ser un príncipe con sangre de dragón.



Desde que se habia convertido en jinete de dragón, surcaba los cielos en la cercanía de su hogar. Pero, cuando cumplió diez y dos años sus viajes comenzaron a tomar más amplitud, recorriendo varios lugares cercanos al desembarco del rey.



Para nadie se le era extraño ver al joven príncipe en los cielos, encima de su dragón Ajax. Sonriente y de gran humor, bajando del lomo de su dragón cuando deseaba ver de cerca algo que llegara interesarle.



Muchas casas esperaban con ansias las visitas del príncipe, no solo tratando de conseguir su favor o su mano sino también para conocer de cerca al futuro rey.



No fue sorpresa cuando el rey viserys le dio un lugar en su corte, convirtiéndolo en su consejero con tan solo diez y tres años. Desde ese momento se les podía ver juntos en la mesa del consejo, en los torneos y el la corte. El rey Viserys rara vez era visto sin la compañía de su hijo y ese fuera el caso, se podía ver a la princesa Rhaenyra seguirlo de un lado a otro dentro de la fortaleza, teniendo una posición de copera personal de su padre.



Rhaegar fue amado y proclamado, siendo el favorito de las jóvenes doncellas y admirado por los caballeros jóvenes de casa menores como las casas más prestigiosas.



Era común que el príncipe se robara la atención en los lugares que fuera, ya fuera por su mera presencia brillante o por la belleza Valyria que portaba.



El mismo príncipe en el puesto de consejero había dado mucho de qué hablar, demostrando argumentos fuertes y logrando grandes obras para el pueblo. Muchos decían que mostraba grandes dotes como gobernante y sus padres no podían estar más orgullosos.



Cuando Rhaegar había cumplido los diez y cuatro años vio a su tío tomar el puesto de comandante de la Guardia de la ciudad.



Como consejero de su padre y príncipe Heredero, fue el quien superviso las primeras semanas de Daemon como comandante. Sorprendido por el entusiasmo que profesaba a su nuevo puesto.



Pero, lo que le impresiono fue el ver a las nuevas capas doradas proclamarle lealtad a pedido del príncipe Canalla. Rhaegar no lo esperaba y no podía creerlo al ver como cada guardia de la ciudad se arrodillaba ante él con un Daemon satisfecho a su lado.

Sangre de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora