𝟬𝟬𝟮: Delfines

342 68 179
                                    


«Ser como esos delfines»

«Ser como esos delfines»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Después de colocar su equipaje en la habitación, los chicos salieron a la cubierta a admirar todo cuanto sus ojos veían. 

Fabrizio, Peyton y Jack, en ese orden, se sentaron en el suelo apoyando su espalda en la pequeña pared de debajo de la barandilla. Jack estaba dibujando a un niño con su padre, que se encontraban admirando el océano. 

─Lo haces bien ─le dijo Peyton después de contemplar lo que hacía el rubio.

Jack levantó su vista del dibujo para mirar a la chica.

─Ah, ¿dibujar? ─preguntó, para después dedicarle una bonita sonrisa ante su asentimiento─. Gracias. La verdad es que dibujo desde hace unos años. Básicamente lo llevo haciendo durante toda mi vida.

Peyton no dejó de mirarlo en todo momento, pero sobre todo no pudo dejar de mirar sus ojos azules. Nunca había visto ojos tan bonitos como aquellos, no era la primera vez que veía unos ojos azules, pero aquellos tenían un efecto magnético en Peyton. En ese momento ella no lo percibió, pero pronto descubriría que serían su perdición. 

─¿Puedo ver algún dibujo tuyo? ─preguntó saliendo de sus pensamientos. Jack volvió a levantar la vista del papel y le sonrió de nuevo. 

Peyton sintió que se derretía por dentro. Además de sus ojos, su sonrisa era realmente hermosa. Claro que, entonces, le parecía de lo más normal que le gustasen unos ojos o una sonrisa. Porque era simplemente eso, por aquel entonces.

─Claro, a ver... ─dijo pasando las hojas para enseñarle alguno que él considerase bueno.

Peyton observaba aquello y, sorprendida por uno que acababa de ver, puso inconscientemente su mano sobre la de Jack para que dejase de pasar las páginas. 

El chico paseó su mirada por la mano de Peyton hasta su rostro.

─¿Qué? ─preguntó Jack riendo al observar que la chica tenía la boca abierta.

Peyton estaba mirando con estupefacción el dibujo de una mujer sin ropa. 

─Te va a entrar una mosca, Pey ─dijo divertido ante la reacción de la chica. 

Y eso hizo que Peyton dejase de intentar salir de su asombro a que se metiese en otros pensamientos distintos. 

«Me acaba de llamar Pey»

Y eso había sido tan inesperado como el dibujo que acababa de ver, por lo que su expresión no cambió mucho y Jack siguió creyendo que seguía así por lo de antes.

Pero no la malinterpretéis, aquello invadió su cabeza porque no estaba acostumbrada a que nadie que no fuese su familia le pusiese un apodo y, a decir verdad, tampoco es que pudiese habituarse a ello al no tener amigos o amigas ─quien más se acercaba a esa etiqueta era el violinista callejero que la acompañara en el concurso─. Toda esa situación estaba siendo nueva para ella, solo la intentaba sobrellevar como podía, y no era quien de controlar qué sentir o pensar.

𝗘𝗣𝗜𝗣𝗛𝗔𝗡𝗬; jack dawsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora