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Los días pasaban rápidamente desde que conocí a Yoongi y lo iba a visitar, mi objetivo principal era mejorar sus días y ser parte de su vida.

Ante mis ojos, Yoongi era muy interesante y adorable, buscaba su presencia de forma constante. Pero como siempre, no todo era fácil, el era complicado de entender, debía saber cuando hacer algo y cuando no, debía adaptarme a todas las reglas corporales que me demostraba como:

—No acercarme mucho: Yoongi demostraba que le molestaba que lo toquen o que invadan su espacio personal

No asfixiarlo con preguntas o hablar mucho: Si, le molesta que le pregunten cosas, cada que le preguntaba algo, entraba en un trance, y si hablaba mucho, su forma de demostrarme que lo molestaba era sentarse en su sillón o cama y esconder su rostro en ellas.

No molestarlo cuando quiere dormir: cuando bostezaba era mejor largarse, no le gusta que lo despierten o hagan ruido cuando está durmiendo, o se pone de mal humor y no quieres verlo haci, es peor de lo que ya es.

Y por último y lo más importante ~no tocar su piano por nada en el mundo~, cuando me acercaba para mirar o atacar el hermoso instrumento, reaccionaba con pánico, y lo comprendo es su i instrumento tiene todo el derecho a no querer que lo toque.

M había tomado la libertad de investigar más a como sobre su trastorno, y si me preguntan como lo se, simple, su madre me lo dijo, pero me aclaro algo, al parecer a Min no le gustaba que otros separan sobre su condición, me especificó lo de no contarle que se lo que sufre.

Hoy era el día más frío de toda la semana, los últimos días de invierno azotaban duramente a la ciudad de Seúl. Por suerte el invierno es mi estación favorita.

Me coloqué mi suéter favorito y rápidamente llene mi canasta con la comida que prepare, esto ya se había vuelto un ritual. Cruce la sala siendo observada por mi madre y mi hermano, mi madre nombró mi nombre, y me vi obligada a detenerme y mirarla. Jimin me miro con los ojos entrecerrados al observar la dichosa canasta.

— Se puede saber a donde vas todos los santos días con esa canasta? —pregunto mi madre.

Ya Mi-suk, sólo explicale sencillamente y ya.

—Con los Min, son nuestros vecinos de al lado — explique rezando por que eso la convenciera.

Jimin, quien se encontraba jugando en su teléfono, interrumpió tratando de tranquilizar a mi madre. Ah, como amaba a ese mocoso.

— Quieres dejarla en paz? Por primera vez en mi vida veo que está haciendo algo bueno por alguien más y tu te sigues quejando.

—Eres su empleada? — dijo ignorando lo antes dicho por Jimin.

— No realmente —Dije buscando las palabras correctas para responderle — soy la amiga de su hijo.

—Eres su niñera o que?.

— No!!!, Y estoy llegando tarde, adiós!!!— Dije saliendo corriendo del lugar.

Cerré la puerta detrás mío y me dirigí al departamento de al lado, tenía ansias de salir de mi casa para ver a Min, tanto tiempo que pasaba con el que ya había formado parte de mi rutina.

Repetí lo que todos los días hacía: tocar la puerta, saludar a la señora Min, entrar, e ir directamente a la habitación mi objetivo era y tocar la puerta en un ritmo que habíamos acordado para anunciar mi presencia e ingresar en la pequeña habitación con luz tenue.

—Veamos que tenemos aquí, oh, estas son sus favoritas, brochetas de carne para el señor —Dije con voz de camarera —...MinMin.

El se mostró sorprendido por el apodo, al principio pensé que volví a meter la pata y le había molestado, pero al ver una pequeña sonrisa más cerca a una mueca en su rostro, quiere todos esos pensamientos negativos.

Pero había algo que debía hacer, saque de mi canasta una pequeña macetita con unos lindos minis girasoles. Yoongi miraba como la ponía encima de su pequeño escritorio, un extraño brillo invadió sus ojos, era como si estaba viendo la séptima maravilla, pero luego me miro con una cara llena de melancolía.

—Por...q-que...trajiste...e-eso? —dijo con un tono suave y tímido.

—No te gustan? —y como siempre, no me contestó, pero ya sabía la respuesta viendo como se acercaba a la pequeña maceta y la miraba directamente con el extraño brillo en sus pequeños ojitos.

No quería abrumarlo, sólo quería reintegrarlo poco a poco de nuevo en el mundo. Este chico era sumamente difícil de comprender, había días en los que sólo se paraba enfrente de su ventana y miraba a las personas caminar por las frías calles de Seúl.

Luego de ver que me miraba intensamente, debido ignorarlo y disponerme a comer.

Estos días Yoongi casi no comía, haci que decidí llamarlo para comer pero nada, al mirarlo mi pequeño y destruido corazón se contrajo, viendo esa imagen juraría que a cualquier persona se le rompería el corazón: sentado en el piso, en posición fetal, un tierno puchero, sus ojitos brillando a causa de las lágrimas que se aproximaban y su cabello negro despeinado.

Me miro y luego volvió su mirada a las flores, dando un largo suspiro para luego darme la espalda.

— Estas bien...— Pregunté acercandome viendo como se encojia y se alejaba —MinMin?...

Será mi culpa?, Bueno, en parte si fui yo la que trajo las flores, ahh!! Soy tan estúpida. El es diferente, como no pensé es eso?, Lo que para nosotros es normal, para el es raro, pero todas esas preguntas y acusaciones se fueron al caño cuando formuló pequeñas palabras que alegraron mi día.

— Son lindas...

¿Estaba demasiado deprimido por tener contacto con algo del exterior, pero a la vez feliz?

¿No lo hice sentir mal?

— E-El...piano...—Dijo apuntando al instrumento.

-—Te gustaría que lo ponga hay?, Ok, ok!!, voy!!!— Dije levantándome e ir directo al piano a poner la pequeña maceta— ahí queda perfecto.

—S-si..., Son lindas...s-se parecen al sol...., S-son el simbolo del amor y la admiración...t-tambien la felicidad...l-la inteligencia y la bondad — dijo, sin moverse de su cama- son iguales a... t-ti...

Luego de eso no volvió a formular ninguna palabra.

Luego de eso no volvió a formular ninguna palabra

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C.S

AMYGDALA~•[Min Yoongi]•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora