𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐨𝐬.

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Todo se sentía irreal; la tranquilidad del hotel en el que se habían hospedado durante la última semana, su nueva residencia sin custodios, los muebles nuevos aún envueltos en plástico, las maletas en el piso y los ojos brillantes de YeonJun que h...

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Todo se sentía irreal; la tranquilidad del hotel en el que se habían hospedado durante la última semana, su nueva residencia sin custodios, los muebles nuevos aún envueltos en plástico, las maletas en el piso y los ojos brillantes de YeonJun que habían observado la pista de skateboarding a través de la ventana del coche.

— Terminé con la cama de Yeonnie — JungKook decía entrando a la habitación que recién comenzaría a compartir con su esposo, sus pies guiándolo hasta el clóset vestidor después de no encontrarlo directamente en la recámara desacomodada, pero con una preciosa cama King perfectamente vestida esperando para arroparlos. — Hey, no te cambies, salgamos a cenar pizza.

TaeHyung no detenía sus movimientos, su pantalón de pijama se deslizaba por completo hasta cernirse en sus caderas y entonces permitirle girarse al encuentro con su esposo.

— Llevamos una semana comiendo pizza — sus brazos se cerraban alrededor del cuerpo de JungKook cuando este se acercaba. — Yo creo que ya compramos suficientes cosas para cocinar una pasta, una ensalada y carne también, toda la que ustedes quieran.

YeonJun recién había cumplido los doce años y durante su último en Corea, además de ser sumamente consentido por sus abuelos que recién se enteraban de todo el esfuerzo que sus padres habían trabajado para deslindarse de ese mundo y comenzar una nueva vida en Estados Unidos; el pequeño Jeon Kim también había sentido los inicios de los cambios en su cuerpo como el simple aumento de estatura y el despertar de su apetito. TaeHyung se sentía realmente contento de verlo disfrutar de la cocina de sus abuelos, pero en el fondo también se encontraba anhelante y... ¿por qué no aceptarlo?, también algo celoso por querer verlo disfrutar así de su comida, por encargarse de consentirlo él mismo, no sólo de velar por su seguridad.

— Oh... — JungKook soltaba con el entrecejo fruncido, sus manos tenían lugar sobre el cuerpo del doncel como acostumbraba. — ¿Se supone que ahora haremos eso?

TaeHyung alzaba ambas cejas sin comprenderlo, demasiado perdido en las fantasías de su cabeza.

— ¿Esperas que ahora bajemos a cocinar juntos para después cenar en familia? — la espalda baja del doncel chocaba suavemente con la cómoda central del vestidor a medida que JungKook caminaba reteniéndolo delante suyo, sus ojos obsidiana buscando fusionarse con el esmeralda de los impropios. — Dime, mi amor, ¿acaso quieres que apartemos juntos los cojines de decoración antes de acostarnos en nuestra cama...? ¿Mhm? — el aliento caliente impactaba sobre los labios de TaeHyung que no se sentía capaz ni deseaba tampoco reprimir su sonrisa. — ¿Esperas que ahora seamos como una familia dentro de una comedia romántica?

TaeHyung estaba cansado de reprimir su sonrisa delante de ojos curiosos que esperaban cualquier signo de debilidad de su parte para atacarle, pero ahora en cambio sentía que no había necesidad, dentro de esas paredes, en ese nuevo lugar eran sólo sus dos chicos y él... su pequeña familia.

— Sí — respondía entonces seguro. — Eso es exactamente lo que estoy deseando desde aquella noche después del nacimiento de YeonJun.

JungKook comprendía perfectamente a que noche se refería, aquella donde con el pequeño cuerpo de su hijo en brazos se había desatado en lágrimas de sólo pensar que la muerte le alcanzara obligándolo a dejarlos.

habit ✧ KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora