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6 de enero

Carolina.

La vida sigue, y la muerte es algo que nadie puede evitar, perder personas está en la vida de todos. Y es difícil de aceptar y asimilar las cosas, te nubla la vista de cierta forma. Aún recuerdo su última noche

La noche de Navidad, y el abrazo que quise que perdurara para siempre, los momentos son efímeros, así que hay que disfrutarlos como nunca

Victoria sostenía mi mano mientras la misa pasaba, mi abuelo incapaz de ponerse de pie solo observaba el cajón en silencio. Hasta el último momento tuvo esperanza en que todo cambiaría, yo estaba tras él, y el color negro que es lo habitual en los velorios se percibía por todo el salón

No llore ese día que me lo dijeron, llore en el baño de mi habitación mientras victoria me abrazaba, y me decía que todo estaría bien

Pero nada parecía cambiar, era como si  la mala suerte me soplará el culo en los momentos menos pensados. Tal vez no debería pensar en esto como una perdida, y en muy en el fondo esto era lo mejor que podía haber pasado, ella ya no podía continuar así

Mi abuelo paso a dar unas palabras, observé que en sus manos traía aquel pañuelo de color rojo carmín que era el favorito de mi abuela. No me imagino como debe estar, tenían un matrimonio feliz, hasta en los peores momentos, y el siempre apoyaba a mi abuela en todo

- Anabel fue una gran mujer, para mí, para ella misma. Era una artista, una abuela, una madre y una amiga, ella fue y es el amor de mi vida-. Dijo

Mi mirada se dirigió a quienes estaban en frente, al otro lado de los asientos, pare a ver a cada uno de mis tíos, no sentí enojo, no quería pensar en nada más ahora, simplemente volví la mirada a mi abuelo

- no lamento su muerte porque es algo que tenía que pasar, y fue porque así lo quiso dios, vivió los mejores años de su vida, y vivimos los peores juntos, esto no es un adiós a ella, es un hasta luego de mi parte-. Añadio y dió unos pasos hasta donde estaba el ataúd, dejando el pañuelo sobre las manos de mi abuela, se acercó y dejo un beso en la frente

Ahí comencé a llorar de nuevo, ya no con sollozos, sino con lágrimas

Mi abuela ya no estaría para navidad. Ya no me llamaría para quejarse de María y de todas las parejas de sus hijos y nietas, ya no me regalaría pañuelos, ya no podría  enseñarme nada nuevo, ya no podriamos cocer junta. Ya no podríamos hacer nada

Mi abuelo rezó, agachó la cabeza y entre sus manos traía un rosario, que siempre sabré que es de ella, porque estuve el día que él se lo regaló

Oi los llantos de alguna de mis tías, no quería observarlas ahora

Ese día, una parte de mí quedó allí, en aquel salón a las diez de la mañana, con mi vestido negro y un ramo de flores blancas en las manos

°°°°°°
(Narrador)

14 de febrero

Carolina recibió unas lindas flores y un regalo hecho por victoria,  no podría ir hasta Bogotá está vez pero no había problema. Realmente Carolina no quería hacer nada

Sabor A Mí- Young Miko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora