King Kong x Otachi: Un amor dimensional

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King Kong estaba furioso. Había sido capturado por unos humanos que lo habían llevado a Nueva York para exhibirlo como una atracción. Se sentía traicionado por Ann Darrow, la mujer a la que había salvado de las garras de unos Vastatosaurios Rex, en la Isla Calavera. Ahora estaba encadenado y rodeado de gente que lo miraba con miedo y curiosidad.

De repente, sintió una sacudida en el aire. Alzó la vista y vio una enorme sombra que se cernía sobre los rascacielos. Era Otachi, un kaiju alado que había cruzado el portal interdimensional desde el Antiverso. Los precursores, los alienígenas que habían creado a los kaiju, le habían ordenado que destruyera la ciudad y eliminara a un científico llamado Newton Geiszler, que había descubierto su plan de invasión.

Otachi rugió y escupió un chorro de ácido corrosivo sobre los edificios, causando el pánico entre la multitud. King Kong sintió una extraña atracción por aquella criatura. Era diferente a todo lo que había visto antes, pero también le recordaba a los dinosaurios voladores de su isla natal. Además, compartía su odio hacia los humanos que los habían maltratado.

King Kong reunió toda su fuerza y rompió las cadenas que lo sujetaban. Saltó hacia Otachi y le agarró la cola, tirando de ella con fuerza. Otachi se revolvió y le mordió el brazo, haciendo que Kong soltara un alarido de dolor. Los dos monstruos se enzarzaron en una feroz batalla, destrozando todo a su paso.

King Kong usó sus poderes eléctricos del 1962 para electrocutar a Otachi, pero esta se defendió con sus garras afiladas y su cola prensil. King Kong con su corazón de titanio del 1986 logro resistir los ataques de Otachi, pero esta le escupió más ácido en la cara, cegándolo temporalmente. King Kong se transformó en Megakong y usó su mochila cohete para volar y su hacha del 2021 para cortar el cuello de Otachi, pero esta se regeneró rápidamente y le clavó sus colmillos en el pecho.

La lucha parecía interminable, hasta que King Kong se dio cuenta de algo: Otachi estaba embarazada. Podía sentir el latido del corazón de su cría dentro de ella. King Kong se quedó paralizado por un momento, sin saber qué hacer. ¿Debía matarla o dejarla vivir?

Otachi aprovechó la distracción de King Kong para lanzarle un último ataque. Sin embargo, en el último momento, cambió de idea. Algo en la mirada de King Kong le hizo sentir algo que nunca había sentido antes: compasión. Otachi se detuvo y soltó a King Kong, mirándolo con curiosidad.

King Kong y Otachi se quedaron quietos, frente a frente, respirando agitadamente. Se olvidaron de los humanos, de los precursores, de todo lo demás. Solo se veían el uno al otro. Se acercaron lentamente y se tocaron las narices con delicadeza. Era un gesto de afecto, de reconocimiento, de amor.

King Kong y Otachi decidieron escapar juntos de la ciudad. Buscaron un lugar donde pudieran estar tranquilos y criar a su hijo. Tal vez la Isla Calavera, tal vez otro mundo. No importaba dónde, solo importaba con quién.

FIN

King Kong x Kaijus y Titanes fems: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora