1.-Una Visión Divina

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DAZAI

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DAZAI


Osamu Dazai no era fan de encender una vela, pero sin duda amaba apagarlas.

Dazai tampoco era un gran fanático de su cumpleaños; aunque adoraba los pasteles. Sobre todo, aquellos que tenían una vela individual por cada año cumplido. Cada una era un deseo que podía pedir.

Por favor, quiero ser rico.

Por favor, quiero caer en una piscina profunda.

Por favor, quiero un nuevo diluvio.

Por favor, quiero que mi casa arda en llamas.

Por favor, que caiga un meteorito y nos extinga a todos.

En un principio, Dazai decía sus deseos en voz alta, más dejó de hacerlo cuando se dio cuenta de que esa era la forma incorrecta de pedirlos. Y que, por algún motivo, sus amigos y su padre se asustaban.

—¿Unas velas? —Dazai alzó una ceja hacia Ango Sakaguchi, uno de sus dos mejores amigos, que le extendía una pequeña caja de cartón.

—Feliz cumpleaños —dijo Ango con una sonrisa temblorosa. Sus manos, que se agitaban hacia Dazai como si lo electrocutaran, estaban húmedas—. Sé que ya es noche y que naciste en la mañana, pero no tuve tiempo para venir más temprano. Me ocupé en el trabajo y...

—Ya le expliqué todo, Ango —lo interrumpió Oda Sakunosuke, el otro mejor amigo de Dazai, quien miraba a Ango con los ojos entrecerrados—. Sólo no había pensado que, cuando dijiste que tardarías un poco por "asuntos del trabajo", en realidad ibas a llevarte la mitad del día.

—Necesitaba acabar esos informes —refunfuñó Ango. Insistió a Dazai para que tomara las velas y le dio una pequeña sonrisa—. Tómalas.

—¿Mi regalo de cumpleaños son unas velas? —Dazai, por primera vez desde que Ango le intentó entregar su regalo, agarró el presente y lo agitó, haciendo sonar el contenido—. Y ni siquiera lo envolviste. —Echó una mirada por las rendijas de la frágil caja—. ¿O escondiste el verdadero regalo adentro? Aquí no cabe nada, Ango.

—Son las velas —dijo Ango con voz cansada—. Tu regalo son las velas.

—Oh. —Dazai puso la cajita sobre la mesa de cedro y la observó desde distintos ángulos, casi como si esperara que fuese a cambiar de forma—. Gracias.

—Le regalé una colección completa de libros —se jactó Oda con una sonrisa que mostraba su dentadura.

—No seas presumido. —Ango acomodó sus lentes.

—Tengo derecho a serlo. Gano mucho menos que tú y le di un mejor regalo —Oda cruzó los brazos sobre su pecho.

—Mi regalo es mejor —Ango empujó a Oda a un lado para ponerse enfrente de Dazai. Tomó a Dazai por los hombros—. Es el mejor regalo que alguien te podría dar.

La Vela que Trajo un Dios Olvidado ||Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora