Capítulo II

53 3 1
                                    

_________________________________________________________

El día en que ella apareció ante él no hubo una fuerte atracción magnética entre ellos que haría que no quisieran separarse, no lo cautivó su sonrisa ni la manera como se veía, aunque si hay algo que hizo que le diera curiosidad, fueron su ondulado cabello negro y los lunares que adornaban su rostro. _________________________________________________________

El reloj de la pared, un modelo bastante extravagante, marcaba las ocho menos seis. Tomislav fue directo a la cocina y sacó tres cervezas. De no ser por él, se hubieran quedado en estas posiciones durante todo lo que restaba del día: Jared boca arriba echado en el diván, Shannon sentado al revés en el sillón de cuero, y Tomo en la posición de loto sobre la alfombra turca de figuras exóticas que se extendía por toda la sala. Marcó el número que sabía de memoria y a los tres bip, la escuchó. Sonrió cuando dijo su nombre. Luego de una pequeña riña por parte de Vicki, le preguntó dónde estaba.

Un suspiro de ella; una propuesta de él.

Aceptó. Cortó.

Llamó a las dos mujeres restantes e hicieron lo mismo, exceptuando los gestos que eran exclusivamente para su esposa.

Los hermanos Leto salieron de su burbuja cuando cada uno recibió en sus manos dos fría cervezas belgas, no eran sus favoritas pero aceptaron tomarla. En el segundo sorbo, Tomo dijo:

— Las llamé para que vengan.

Se atragantaron con la bebida, lo que les dijo causó exaltación en ellos, hace un momento las pensaban ahora ¿las verían? Estaban tranquilamente nerviosos en la sala de la casa del níveo suelo de mármol pulido, con la mirada preguntaron a Tomo el porqué del llamado.

— He extrañado a Vicki-se encogió de hombros como si fuera lo más obvio, tomó otro sorbo—, estaba en Luisiana junto con Constance. Y también lo hice con tu novia, Jared.

— Ya no es mi novia y no debiste llamarla—dijo Jared en tono cortante. Tomo frunció el ceño en señal de molestia ¿Acaso estaba mal llamar a su esposa?-, no lo digo por Vicki, tranquilo, solo que ellas...

Cómo decir lo que le tenía preocupado, si él tampoco sabía lo que le pasaba. El amor se expresa de diferentes formas, eso no lo sabe, y lo que no sabe es lo que le preocupa.

— Están en camino —siguió el guitarrista tomando tranquilo. Jared lo envidiaba por su incorruptible serenidad, pero se dijo que lo mejor era seguirle la corriente—. La carretera está congestionada y demorarán en llegar.

— Si están en camino—Shannon se unió a la conversación-, es porque tú las llamaste incluso antes de aterrizar.

— Así es.

— ¿Cuándo lo hiciste?

Una mueca y  un suspiro por parte de Tomo.

— Lo hice cuando supe que el vuelo que nos trajo no iba hacia Lusiana, donde se suponía que habría una fiesta por la gira concluida. Si no a California, exactamente acá.

— No era necesario que dijeras lo último, pero igual gracias por la aclaración—comentó Jared, sarcástico.

— Mierda—masculló Shannon. Aunque no le pareció mala la idea de su amigo, es más, se alegró de que su madre y su novia al fin se conocieran. Ya le había hablado de ella y que se vean sería un gran paso en su relación, él lo sabía y por eso guardó su silencio y esperanza hasta que llegasen, dejando solo e inquieto a su hermano para que siguiera hablando.

— ¿Cómo lo tomaron ellas?—preguntó el hermano menor.

— Al principio se molestaron, pero después me dieron las gracias por llamarlas.

— ¿A qué hora llegarán?

— ¿Esto es un interrogatorio?—preguntó Tomo con exasperación, a punto de perder la paciencia e irse de la casa sin dejar explicaciones. Comportamiento muy atípico de él, caracterizado por siempre tener un humor alegre que contagiaba hasta a la más recia de las personas. Pero tenía una promesa que cumplir y la haría realidad, pasara lo que pasara. Se frotó las sienes bajo la mirada inquisitoria del vocalista, pensó que el baterista también estaría intranquilo con la inesperada visita, pero al querer analizar su mirada debajo de las oscuras gafas que siempre llevaba, quién lo sabría—. Recuerda que es sábado, el día se va oscureciendo y la gente empieza a salir de sus casas a divertirse. Hay tráfico, así que dime, ¿crees que puedes mantener la cordura por 3 o 4 horas?

Trató de sonar tranquilo aun sabiendo que no lo había logrado, en realidad había bufado. Porque si tendría que hablar más de esto ya no podría aguantarlo solo, necesitaba el verdadero espíritu sereno de Vicki para recuperar su comportamiento habitual.

— Jared, oye, mírame —él se volteó hacia donde estaba Shannon, haciendo que se quitara las oscuras gafas—. Dime qué es lo que ves.

— Ojeras—le contestó seco.

— Sí, es verdad. Pero también está un hombre que está agotado, fatigado, viejo. No eres el único quien está presionado en esta sala, estás exagerando con esto de la repentina visita. ¿Y eso qué? Quizás si Tomo no la llamaba, tú nunca resolverías el lío que tienes con ella. Te conocemos, convivimos más entre los tres que con otras personas, ¡hasta respiramos el mismo aire!

Silencio.

No dijo ni preguntó nada más. Los hermanos siguieron vagando en sus recuerdos, recordándola. No querían que el momento en que ellos se expresaran libremente, llegara tan pronto. Porque cuando ellos le digan qué es lo que les pasa, varias cosas saldrán a la luz. Cosas que ellos imaginaron, pero no creyeron posible. Esta vez, en posiciones más normales, siguieron tomando la cerveza, escuchando a las olas y esperando la hora en que ella llegase.



NOTA: Respecto a los lunares, no quiero dar a entender que toda su cara esté llena de estos ni que tampoco sean de un tamaño descomunal que sea imposible no verlos. La verdad es que espero que empezando desde este capítulo vaya formándose un embrollo en la lectura (ya sabrán porqué )

Volviendo al problema lunar: Solo consideren 2 o 3, que sean lisos (no como esos tipo bolita de papel xD) y de un tamaño que solo sea visible cuando están frente a frente.

Espero sus comentarios y muchas gracias si has llegado hasta aquí.

City of AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora