[One-shot: Visitas]

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Antes que nada, esto no tiene nada que ver con la historia, solo se me ocurrió y tenía que escribirlo. [Universo Alternativo]  

Resubido por las nuevas politicas, y solo hay reescritura de un par parrafos, añadiduras o pequeños cambios; por lo demas sigue siendo igual.

『••✎••』

|| Los amigos de Sanemi ||
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«Lo único que pedía, era que su hermana no lo fuera a molestar mientras sus amigos estaban en la casa»

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—Shinobu esta castigada, recuérdalo.

—Si, papá. Lo se —decía el joven mientras hablaba por teléfono —No tiene permiso para asistir a la fiesta de los Shabana. No te preocupes no saldrá.

—Cuento contigo, Sanemi. —se despidieron.

El albino tenía que asegurarse que su pequeña hermana no se escape por la ventana como hace dos semanas, en aquella ocasión corrieron con suerte, se percató a tiempo que no estaba y la fue a buscar, si su padre se enteraba, ambos hubieran sido castigados, odiaba lidiar con su hermana, hace unos meses cumplio los 18 años.

Entre ambos hermanos, se llevaban tan solo tres años de diferencia, pero aun así, ambos a esa edad eran muy diferentes.

Ella era una chica muy extrovertida, hablaba hasta por los codos, muy amigable y se solia meter en varios problemas, ella decia que le gustaba correr riesgos. Era la tipica niña que antes de hacer alguna estupidez, decia alguna frace tonta, para justificar la siguiente estupidez que haria, una de sus fraces favoritas era: «Vida solo hay una», «El que tenga miedo a morir que no nazca» o mas idiotez como esas. Pero, eso solo era cuando estaba con sus amigos, los cuales no eran del total agrado de Sanemi. Estaba a dos meses de dar su examen de aplicacion a la universidad, asi que por ello, cuando estaba en casa se la pasaba estudiando, con el unico proposito de poder entrar a la misma Universidad que su hermano, era de las mejores del pais y tenia la ilusion de asistir a ella; y, cuando no estaba estudiando se la pasaba bromeando o viendo películas en compañia de su hermano.

Por otra parte, Sanemi siempre ha sido responsable y atento. Lo concideraban como uno de los alumnos ejemplares, sin dar problemas y siendo el niño modelo para muchos. Cuando asistia a la escuela era un chico callado, el cual tenía muy pocos amigos, ninguno de hecho; eso cambio cuando ingresó a la universidad, y fue que pudo encontrar a su grupito de inadaptados que lo aceptará como era; ellos conocieron el lado gruñon y griton que tenia. Desesperado, poco paciente y grosero en ocasiones. Lado que solo su hermana conocía.

—¿Que intentas hacer, enana? —hablo apenas entró a la habitación de ella.

—¡Mierda! Me asustaste, Sanemi —le contestó molesta. —No es obvio, voy con los Shabana.

—Estas castigada.

—Papá no está. Dejame ir, te prometo volver en dos hora...

—La última vez que dijiste eso, te tuve que ir a buscar y eran cerca de las cinco de la mañana.

—Se me fue el tiempo...

—No me importa, te quedas. Además, esos mocosos son mala influencia para tí.

—No lo son. Solo lo dices porque no te agradan.

—Por algo será.

Escucharon estacionarse un auto frente a su casa. Ambos hermanos se asomaron por la ventana para ver quién tocaba la bocina tantas veces repetidas, vieron bajarse del carro a un rubio que les caía mal, ninguno intento disimular su cara de asco al verlo.

𝐿𝑜𝑠 𝐶𝑢𝑎𝑑𝑟𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑀𝑎𝑟𝑖𝑝𝑜𝑠𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora