- ¿Quién eres?- pregunté, sin miedo alguno. No había cabida para ese sentimiento donde yo estaba.
- Yo soy tu nuevo Señor. Aquel al que todos temen. Mi voz viene de la más profunda de las tinieblas. Yo soy... Lucifer. - dijo la voz.
- Lucifer... - dije, mientras pensaba en la profundidad de esa voz. - ¿Eres tú quién me ha traído aquí?
- Exacto. - respondió esa voz. - He sido yo.
- Entonces, ¿tú has matado a mi madre? ¿Tú me has enviado aquí? - dije, con una cara seria, pero indiferente. Total, realmente tampoco me importa. No ya al menos.
-No sólo a ti. A ti y a las otras 100 personas que estabais aquí en un principio. Debo decir que tu asesinato ha sido el más cruel que he visto. - dijo esa voz. La verdad es que tampoco le prestaba demasiada atención, después de el comentario que hizo. 100 personas... Pero, eso era imposible, habría encontrado a esas personas.
- Te equivocas, "Lucifer" - dije, con una sonrisa burlona y un tono sarcástico que me irritó a mí mismo. - Sólo éramos dos personas aquí.
- ¿Tan seguro estás de eso? - dijo el demonio. Se oyó un chasquido de dedos, y de repente pude vislumbrar a la distancia un par de cuerpos humanos. La inmovilidad que presentaban demostraba que estaban muertos. - Todo este rato han estado ocultos. En cuanto una persona moría en esta dimensión, su cadáver era absorbido por la oscuridad, y borrado de la mente de sus seres queridos.
- Entonces, ¿por qué recuerdo a mi madre? ¿Y por qué me has traído aquí? ¿Y por qué vi a esa chica? - había demasiadas preguntas para responder. Le iba a obligar a respondérmelas todas, con la fuerza bruta si era necesario.
- Tranquilízate, y no planees usar la fuerza bruta. - dijo, como si me hubiera leído el pensamiento. - Te lo explicaré todo por haber ganado el torneo.
<< Todo esto empezó cuando mi último sirviente mortal murió. Vosotros, los simples lo conoceréis más como "la Muerte", si no me equivoco. EL recuperaba almas perdidas que Dios no se llevaba, y las traía para alimentarme. Puedo alargar la vida de esta persona por 500 años, pero, al ser un mortal, acaba muriendo. Entonces, se me ocurrió una idea. Celebrar un torneo donde la gente se despedazara hasta quedar sólo una persona en pie, y viva. Y, éste es, de hecho, el torneo. Esa chica, y el cadáver detrás eran participantes. Todos ellos perdieron a un ser querido. Y luego, fueron transportados aquí. Mi sirviente debe tener un alma y un corazón del hierro más lúgubre. De ese modo, todos aquellos que se suicidaron fueron eliminados directamente. Más tarde, empezaron a encontrarse los combatientes. Algunos intentaron formar alianzas, y aquellos fueron eliminados. La Muerte debe ser solitaria. No puede juntarse con ninguna persona, ni sentir compasión por ellas. Finalmente, quedaron unas 40 personas de esas 100, aproximadamente. El resto lo hicisteis vosotros. Tú, el único que ha quedado en pie, eres el ganador. >> - dijo Lucifer.
- Entonces... ¿Todo esto ha sido simplemente para ayudarte? ¿Para ser tu sirviente? - pregunté, exasperado. Me he agotado, he matado sólo para ayudar a un demonio.
- Tsk... Y si me niego, ¿ qué harás? - le pregunté, con un tono desafiante, y unos ojos capaces de derretir el miedo.
- Muy sencillo. Te mataré, y obligaré a tu alma a sentir el dolor de tu muerte por toda la eternidad, hasta el fin de los tiempos. Y te garantizo que tu muerte no será especialmente agradable. - respondió, con una amenaza que realmente me hizo dudar. Por una parte no quería morir, pero por otro lado, no poder amar a nadie... Bueno, ya no podía amar a nadie. No quería morir, pero quería seguir con una vida más o menos normal. Tenía muchas dudas, pero aun así, no tomé mucho tiempo en decidir mi destino. Una decisión que podría alargarme la vida de forma extensiva o acortarla de forma radical.
- Muy bien, tú ganas. Seré tu Muerte. - le dije. No, sin antes, exponerle una condición. - Pero deberás darme el poder de comerme los ojos de las almas. Su sabor es tan rico que no puedo olvidarlo. Si tú eres capaz de hacer que pueda comer ojos de las almas, yo seré tu muerte.
- De acuerdo, no hay problema. - de repente, unas manos acecharon de la niebla oscura, y atravesaron mi cuerpo. Arrancaron mi corazón, y la niebla se transformó en el que iba a ser mi nuevo amo. Mi cuerpo empezó a sufrir una metamorfosis escalofriante. Mi piel facial se tragó mis ojos, mi nariz y mi boca, dejando un simple vacío. La piel se ennegreció hasta demostrar el color de la oscuridad absoluta. Los brazos y las piernas se me alargaron, dejando el color de la piel del resto del cuerpo del mismo color que de la cara. Finalmente, la ropa que llevaba puesta en ese momento, llena de sangre de la chica, reventó, y una extraña túnica apareció, recubriéndo mi cuerpo entero.
Desde entonces, trabajo para él, mi Señor me obligó a enviarte este relato, para que supieras lo que te acecha. Un mundo de oscuridad. A mí no me queda mucho tiempo de vida, quizás unos cinco años como mucho, así que prepara tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Porque tú, lector, estás nominado al "Torneo de las Cien Muertes". No mires detrás tuyo.
FIN
"¿Qué os ha parecido? Espero haber hecho un final a la altura de la historia. Quizás la larga explicación de Lucifer parece muy rebuscada, pero no es así. Todo tiene lógica, al fin y al cabo, y recuerdan mucho a los Elegidos de series que gustan mucho, así que creo que todo está en orden para dar terminada esta historia. Gracias a los que la habéis seguido y nos vemos en próximas historias ^^ ".