Midoriya...

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La infante levantaba los párpados con dolor mientras los brillantes rayos del Sol impactaban en sus pupilas, alrededor de estos, unas líneas negras en forma de ojeras se mostraban, junto a una agotada respiración y un dolor intenso. Los estruendosos ruidos que se escuchaban tras de si la habían despertado.

Al girar la mirada, pudo ver al clon de Aizawa tendido en el suelo, al mismo tiempo que aquel hombre al que se había enfrentado hace muy poco, clavaba su bastón de metal dentro del estómago de su "padre", quién comenzó a desvanecerse en una estela de polvo y ceniza.

Gentle se giró directamente a la niña, acercándose a esta mientras Eri volvía a caer rendida por el sueño.

Gentle. Descansa pequeña, has sufrido mucho...

Pasaron unas cuantas horas en las que la niña se mantenía desmayada, tendida sobre un conjunto de matorrales, mientras sentía como alguien acariciaba su pierna quebrada, para despertarse justo en ese momento tras cinco horas de sueño, viendo como el hombre de barba blanquecina, cubría su herida con una gran hoja de palmera.

Eri. ¡AHHH! _ Por mero instinto, Eri golpeó en el rostro al hombre con fuerza, haciéndole un pequeño sangrado en la nariz, mientras esté respondía la ternura de la niña con una leve sonrisa, y no era de extrañar la reacción de la albina, después de todo, Lumina había controlado su cuerpo y había intentado matarla _.

Gentle. No te preocupes pequeña, no voy a lastimarte, solo quiero curarte esta herida tan fea que tienes en la pierna... _ Limpiando la sangre que goteaba con su corbata mojada, el hombre termino de atar el profundo corte con la hoja verdosa, al mismo tiempo que Eri se fijaba en el lugar donde se encontraban, un bosque más claro que el anterior, justo al lado de un lago y un manantial, con cuyo agua Gentle mojaba la tela de su bufanda para limpiar sus sucias mejillas _ Perdona que no sea la mejor solución del mundo, no tengo ningún doctorado después de todo...

Eri. No te preocupes... _ El rostro de Eri se relajó por la amabilidad, junto a que sus tonos de ropa y piel no eran grises o negros, era la primera persona con distintos colores que encontraba en su travesía, el primer hombre no infectado _.

Gentle. Ahora, si no es mucha molestia, explicame como una niña sobrevive al Armaggedon, y como logra liberarme de esa cosa... _ la voz de Danjuro Tobita era suave, pues sabía que podía obligar a Eri a recordar traumas del pasado, y así fue, pues la cara de la niña se tornó de pronto un poco más decaida _.

Eri. Yo no lo sé... _ Mencionó jugando con sus dedos, al mismo tiempo que unas líneas rodeaban sus ojos en señal de ansiedad, y su mirada se volvía cada vez más perdida _ Solo recuerdo que estaba allí, en aquel desierto, cuando...

Gentle. Espera, ¿estabas en medio del enfrentamiento, una niña? _ La faz de Tobita se quedó congelada por la revelación _ ¿Por qué una pequeña como tú estaría allí?

Eri. Yo, se lo prometí a alguien... _ Un pequeño brillo se mostró en las pupilas de la albina, un destello que reflejaba a un niño de gorra carmesí, al mismo tiempo que la cara del criminal se relajaba lentamente _.

Gentle. Una promesa, parece ser que tú también estuviste allí por una promesa... _ El hombre recordó el momento exacto en el que lo llamaron, al mismo tiempo que visualizaba en su mente a una chica pequeña, de grandes coletas granate _ Continua...

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2024 ⏰

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