; cap - 9

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Ruby echó su cabeza hacía atrás cuando sintió la mano de Chelsea tocar su otra cabeza

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Ruby echó su cabeza hacía atrás cuando sintió la mano de Chelsea tocar su otra cabeza. Suspiró, tragó saliva, y cerró sus ojos, gimiendo levemente al sentir que ese dedo índice estaba jugando con la punta, jugaba con el líquido pre seminal y la mayor reía, viéndola.

La peliazul era una especie de cereza de lo roja que estaba, sus ojos estaban cerrados y batallaba para respirar, por lo que la pelirroja sólo sonreía al ver, acercándose a ella, viéndola fijamente.

La verdad era que la pelirroja estaba levemente nerviosa por ver el falo de la otra porque, bueno, quería que fuera sorpresa relevar el tamaño en ese momento porque ella quería saber, el día que le hiciera la mamada a la menor, si podría caminar o tendría que estar en reposo.
Y en sus manos sentía que era tan ancho, que Chelsea sonrió. Bueno, no sería problema estar en dolor por tres días si tendría eso dentro de ella.

Sólo le sonrió a Ruby, que apenas abrió un pequeño ojo para ver su mano.

—Dios, pensé que e-era un sueño... Cici, ¿Qué hice para merecer esto?—Volvió a tragar saliva, elevó sus caderas, y Chelsea aprovechó para poder hacer juntar sus manos y hacer que ella misma de una estocada. Gimió al instante.—Tus manos son muy cálidas, Chelly, siento que...

Que se joda la espera porque la mayor bajó su mirada al falo de Ruby, y abrió su boca sorprendida. Quería eso en su boca en ese momento, lo quería en ese instante, pero el ver a Ruby quejarse levemente y suspirar hizo que volteara a verla, dejando de alabar su polla.

—¿Pasa algo? ¿Te arde? ¿Te duele?

—¿Pu-puedo follar tus manos?—Sus ojos se abrieron, igual que su boca, y sintió su coño palpitar al momento de escuchar palabra tan vulgar salir de la boca de la educada y reservada menor. Sonrió, mordió sus labios, y asintió de forma rápida.

Sólo notó que la menor se apoyó en sus rodillas, tragó saliva bajando más su pantalón y Chelsea sólo vio la polla de la peliazul.
Estaba erguida, chocando contra su vientre y el líquido la hacía ver sumamente deliciosa. Tan grande frente a ella. Sólo la miraba, sonriente. La miró fijamente.

—¿Pu-puedo cambiar mis manos por mi boca? Ruby, por favor... necesito tener tu polla en mi boca cuánto antes.—El sonrojo de la peliazul, sus cejas arqueadas y sus labios resecos. Sólo suspiró mientras Chelsea la sentaba en su cama, bajaba más sus pantalones y comenzaba a masturbarle lentamente, esperando su aprobación.

Era sólo que... la mayor estaba amando eso, sólo verlo, sus venas tan marcadas, que palpitaba levemente y se elevaba más. Abrió su boca sorprendida al ver que ese no era lo largo y erecto que podía estar.
Sólo se irguió más, haciendo a Chelsea suspirar.

—Bibi, ¿Puedo chupártela?—Ruby sólo la vio, cerró sus ojos, y suspiró. Asintió levemente, y en cuanto apenas movió su cabeza de forma positiva, ya sintió la lengua de la mayor en la punta, acariciando.

Sólo gruñó al sentir las manos de la mayor en su polla y su boca en la punta chupando.
Porque Chelsea se iba a tomar su tiempo para poder chupar todo lo que veían sus ojos, desde la polla hasta la punta, porque quería hacerlo. Amaría chupar todo de una vez pero al comparar el tamaño sabría que apenas metía la mitad iba a arder en su garganta, por lo que sólo tragó saliva, pestañeó varias veces, y sonrió.

Amaría tener esa polla dentro de ella en ese momento pero tendría que esperar, generarle más confianza a Ruby (más de la que en ese momento le tenía) y podría, llegar a segunda base o algo como rozarse entre ropas.

Sólo sonrió, inhaló, exhaló, y metió la punta en su boca, probando el líquido pre seminal.
Y amó su decisión de haberle llevado snacks de piñas a Ruby toda la semana diciendo que eran para que 'fuera más saludable'. Sonrió victoriosa, succionando y chupando, haciendo Ruby gemir.

Por lo que su Diosa interior bailó, varios ángeles salieron con arpas y un cartel gigante felicitándola.

'FELICIDADES, SE LA ESTÁS CHUPANDO, BESITO PARA TI.'

Chelsea sólo sonrió para sus adentros mientras abría más su boca y relajaba su garganta, movía su mano en el tronco sintiendo las varias venas marcadas, y gemía levemente, gemidos que eran discretos debido a la polla que tenía en su boca. Metió más, haciendo a Ruby suspirar y elevar sus caderas un poco más, suspirando.

Para la mayor, era el cielo. Su Diosa interior bailaba mientras sentía la polla en su boca, comenzaba a mover su cabeza y sabía que estaba derritiendo a Ruby porque gemía de la forma más dulce que había escuchado, eran suaves, casi de miel, y definitivamente, estaba excitada.

Ese GRAN tentáculo la estaba excitando con su ternura y dulzura, cosa rara que no debía ser así.
Se separó, relamió sus labios, y besó la punta, agradeciéndole a cada entidad divina por dejarle vivir ese momento, sus ángeles bailaban, cantaban y celebraban.

Y es que, Dios, cualquier amante de las pollas como ella celebraría por tener la de Ruby en cualquier hoyo de su cuerpo.
Succionó la polla, la sacó de su boca haciendo un ruido seco, y observó de nuevo ese falo.

Podría observarlo por más de tres horas en todo el día, porque las restantes, pasaría chupándolo y follándolo, haciendo a la peliazul sacar más dulces gemidos y ella, estaría más que feliz con eso.
Sólo volvió a besar la punta, y se alejó para volver a observarlo.

Amaba eso. Sólo mordió sus labios, sonrió, y miró a Ruby, ese rostro tan tierno que por nada le hizo esperar el tamaño de esa cosa que se cargaba entre sus piernas. Sólo pensó;

Cara de niña, verga de señor.

Cara de niña, verga de señor

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─ 𝐈𝐂𝐄 𝐂𝐑𝐄𝐀𝐌 | Chelby AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora