; cap - 13

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—¿Cortas todas estas cosas para pegarlas? —Chelsea vio confundida a la peliazul, que asintió, llevando sus manos a su cintura y sonríe—

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—¿Cortas todas estas cosas para pegarlas? —Chelsea vio confundida a la peliazul, que asintió, llevando sus manos a su cintura y sonríe—. Y por cierto, me encanta cómo te ves con lentes.

Ruby sólo ríe, acercándose para besarla, aunque con un sonrojo en su rostro. La mayor se acomoda mejor en su regazo, ríe y nota la mesa llena de instrumentos y cajas. Notó la pasión de la menor por sus mechas, y sonrió.

Bueno, eso le parecía sumamente tierno.

Ruby sacó el tutorial de la caja para leerlo mientras tenía a una pelirroja sentada en su regazo que comenzaba a acariciar sus hombros de forma impaciente. Movía sus dedos, se movía ella, y saltaba, haciendo a la peliazul fruncir el ceño y entrecerrar sus ojos para leer mejor el tutorial, que fue lo que prendió a Chelsea.

Ya lo había dicho muchas veces, Ruby es todo lo que una mujer busca. Rostro atractivo, buena bailarina, gentil, amable, que se sonroja ante cualquier comentario vulgar y ahora, que le gusta admitirlo, demasiado virgen.

Que sus mejillas se tiñan de rojo cuando se la esté chupando, sus cejas arqueadas y ojos entrecerrados, que sus ojos demuestren inocencia y torpeza a sus acciones.

Así que, por eso, la mayor sonrió mientras comenzaba a acariciar el rostro y cuello de la menor, dándole suaves caricias, acariciando su nuca, sus mejillas, haciendo a la menor voltear a verla, ahora ella confundida.

—¿Te gustaría una paleta de plátano o algo así? —Chelsea niega y se acerca a besar sus labios, escuchando cómo la otra se sorprende y gime de sorpresa. Sí, eso amaba la rojiza.

Sus grandes manos en su cintura que ahora estaban temblando y apretándola, sus largos dedos acariciando su piel, Chelsea amaba la ternura de la chica, y en ese momento, su timidez.

Se separó para notar si había algo de incomodidad en su rostro, pero sólo notó una sonrisa tímida.

—¿Todo bien? —acunó sus mejillas y las acarició, viéndola fijamente mientras le daba un beso esquimal—. Sabes que puedes decirme si algo no te gusta o incomoda, es importante eso.

—Sí, no me molesta nada, si fuera así te habría detenido, pero te digo lo mismo a ti, y si puedes decirme cosas, cómo, si llegamos a tener sexo, cómo moverme o cosas así...

—Tú sólo asegúrate no volver a soltar una mentira, y si no sabes hacer algo, pregúntame, ¿sí?—-Ruby asintió mientras mordía sus labios de forma tierna e infantil, haciendo a Chelsea chillar—. Dios, Ruby, me pareces tan tierna.

—¿Sabes? Me paré vivo que me digas tierna cuando tú lo eres más, me matas de ternura —la mayor sólo mordió sus labios y volvió a besar a la otra, y cuando se separó, se bajó de su regazo y sujetó una lupa que tenía por ahí.

—¿Qué haces con estas cosas?

—Tengo que recortarlas y juntarlas, por ejemplo, tengo que juntar el brazo derecho y después el derecho, armar toda la figura.

—¿Cómo? —Ruby sólo frunció su ceño, y agarró un mecha que tenía en su pared—. ¿No puedes juntarlos todos y ya?

—Tengo que hacer primero el brazo derecho, luego el izquierdo, luego el pecho, parte por parte y después tengo que juntarlos —vio una sonrisa orgullosa de la otra, y Ruby se sonrojó.

—Yo los armo, me encanta armar cosas, también darles vida, por ahí tengo unos robots —y la mayor se hiperventiló, su Diosa interior se quitó la nube que cubría su desnudez y se quiso lanzar a Ruby para que en ese instante, se la metiera como quisiera, sólo que con su uso de la razón se contuvo al ver a la peliazul tan animada juntando piezas.

Tragó saliva llena de deseo por una situación en la que, NO DEBERÍA.

Porque estaba teniendo a su menor frente a ella, armando su nueva figura de colección, emocionada, y Chelsea sólo estaba llena de lujuria y de pensamientos llenos de:

Cerró sus piernas y se acercó a acurrucarse en el hombro de la menor, que suspiró. La mayor inhaló su olor, gomitas, y sonrió. Le gustaba mucho esa situación, quitando lo que había pasado hace, dos segundos.

Miró fijamente a Ruby, vio su perfil, y besó la línea de su mandíbula, haciéndola reír de nuevo, pero jamás quitó su vista del mecha que estaba armando. Chelsea suspiró.

¿Y todavía fija en lo que se propone? Sonrió maravillada mientras se acercaba más a ella y se volvía a acurrucar, oliéndola, y estaba maravillada.

Todo lo malo que algunas vez dijo de Ruby, aseguraba que todo eran estupideces del pasado, cosas que había dicho sin haber pensado, así que ahora, sólo abrazó a la peliazul mientras sonreía con dientes.

Todo lo malo que algunas vez dijo de Ruby, aseguraba que todo eran estupideces del pasado, cosas que había dicho sin haber pensado, así que ahora, sólo abrazó a la peliazul mientras sonreía con dientes

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─ 𝐈𝐂𝐄 𝐂𝐑𝐄𝐀𝐌 | Chelby AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora