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El frío calando en su piel más de lo normal hizo que sus párpados se abrieran lentamente. Se estremeció al sentir lo helado que estaba, y extrañado porque no era temporada de invierno todavía, se dispuso a buscar el control del clima para apagarlo y seguir durmiendo.

Sin embargo, aquellas sábanas de seda color rojo vino hicieron que detuviera todo movimiento y toda intención de moverse de su lugar.

Aquellas definitivamente no eran sus sábanas grises de algodón que lo mantenían caliente siempre, y cuando miró a su alrededor, también se dió cuenta de que aquella no era, definitivamente, su habitación.

-¿Qué mierda? -habló en voz baja, analizando toda la situación y buscando explicaciones al respecto.

No había bebido la noche anterior, y aunque lo hubiese hecho, él nunca se ponía así de loco como para despertar en otro lugar que no fuera su casa.

-Jodido Jungkook -gruñó, pensando, o más bien dando por hecho de que aquella había sido una de sus bromas que esta vez había sido un poco demasiado lejos en comparación a las demás.

"No le voy a dar el gusto", murmuró, y se volvió a acomodar en aquella enorme y cómoda cama demasiado vintage para sus gustos un poco más tecnológicos.

Por lo menos, el lugar olía bien, una mezcla entre mango y hierba buena o algún tipo de hierba de ese estilo.

Justo estuvo a punto de caer dormido de nuevo, cuando notó a través de la ventana los rayos de luz que se colaban, y erróneamente, pensó que estaba amaneciendo ya.

-Joder. Ve tú a saber qué hora es y yo acá sin saber dónde diablos estoy -renegó levantándose de la cama y comenzando a buscar su celular para ver la hora y llamar a alguien que le dijera dónde diablos lo habían dejado tirado.

Pero el celular no estaba por ningún lado, ninguna de sus cosas estaba por ningún lado además de la simple pijama gris que llevaba puesta. Comenzando a desesperarse, corrió a la puerta grande asumiendo que esa era la salida, sin embargo se dió cuenta de que estaba cerrada y ahora sí, comenzó a entrar en histeria.

-¡Jungkook! ¡Si estás ahí espera nada más a que salga, imbécil! -gritó esperando que su mejor amigo escuchara sus amenazas.

Comenzó a mirar por todos lados un lugar por el cual salirse, pero estaba todo cerrado, incluso la ventana que tenía vista a lo que parecía ser un bosque o algo parecido.

Para ese momento Yoongi estaba comenzando a molestarse de verdad, tendría que ponerse firme en qué las bromas ya no estaban siendo divertidas a partir de ese momento. Joder, no quería llegar tarde al trabajo.

Pero justo en ese instante, el llavin de la enorme puerta sonó y posteriormente la misma se abrió.

Suspiró entre aliviado y confundido al ver a Jimin entrar por la misma y casi corrió en su dirección.

-¡Jimin! Pensé que nunca abrirían la puerta, estás bromas ya no me están gustando -le dijo, ignorando la ropa ridícula que el mismo traía puesta y concentrándose en reclamarle.

Pero Jimin lo miró serio, con una expresión de no entender nada de lo que le estaba diciendo, e incluso parecía molesto a juzgar porque casi siempre estaba alegre.

Pero lo que más lo descolocó, era el aura que lo acompañaba. No sabía explicarse a sí mismo, pero algo acerca de la presencia de su mejor amigo frente a él lo hizo sentir extraño, como si las energías de ambos estuvieran enlazadas.

-El aterdecer cayó. Es momento de iniciar con el ritual de apareamiento.

-¿El qué...? ¿Qué cosa?

Jimsu✨/ Mundos diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora