❝two❞

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Todo salió bien

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Todo salió bien. No recibió azotes y eso era más que suficiente para hacer feliz a Angélica, incluso si aún no había logrado su o objetivo; beber alcohol. Todavía deseaba hacerlo, pero no quería arriesgarse a ser atrapada y, esta vez, sí ser castigada.

Un suspiro cansando salió de los labios de la joven mientras avanzaba por los pasillos del palacio, con algunas telas sobre sus brazos en compañía de otras criadas.

Después de unos minutos caminando, ingresaron a los aposentos de la concubina favorita del sehzade Selim; Nurbanu Hatün.

«Dios mío, qué bonita»
Fue el primer pensamiento que cruzó la mente de la mujer al ver a la favorita del príncipe, de pie con sus manos cruzadas por delante, colocadas sobre su regazo. El rostro agraciado de la mujer portaba una sonrisa altanera y vanidosa, pero aun así no disgusto a Angélica, pues estaba muy ocupada admirando su belleza.

—Traemos las telas que su alteza le obsequió, señorita Nurbanu —habló una de las mujeres y Angélica se inclinó ligeramente, extendiendo sus brazos para que las telas fueran más visibles. —Elija las que más sean de su agrado, harán vestidos nuevos para usted, pronto dejara de quedarle su ropa debido a su estado.

Oh, cierto. La mirada azulada de Angélica fue al vientre de Nurbanu, todavía no era visible su vientre, pero en el estaba el primogénito del sehzade Selim, pronto, Nurbanu ascenderia aún más en el harén.

«Será una sultana... Qué envidia»
Angélica no tan era codiciosa. Cómo todos, había avaricia en su corazón, pero sabía bien que en este juego de poder sólo había dos opciones; errar o ganar. No quería fallar, así que no lo intentaba, y tampoco anhelaba el poder en sí, más bien, quería lo que el poder le podía otorgar y eso era libre acceso al alcohol del palacio.

—Señorita, tengo otro encargo para usted —la voz de una de las encargadas llamó su atención. —Deje las telas y venga conmigo —ordenó, tomándola del brazo.

Asintió levemente, dejando las telas suavemente en brazos de otra criada para seguir a la mujer.

«¿Otro encargo...? No, no me digas... ¿Su alteza se arrepintió y quiere castigarme?»
Era su fin. Por supuesto, era una ladrona -o un intento de-, sería castigada, azotada, maltratada, humillada y...

—Seré rápida —«¿eh?» Angélica alzó su rostro, observando a su alrededor, notando que estaban en los baños. —Fuiste solicitada por el príncipe, esta noche irás a sus aposentos, sin embargo, hay cosas que debes saber antes.

Su entrecejo se frunció ligeramente al escuchar más palabras de la mujer. Debía admitir que le temía un poco a Nurbanu, escucho sobre ella y sus acciones para evitar que otra visitará los aposentos del príncipe, sus celos y todas esas cosas.

Y Angélica tenía algo muy en claro.

—No quiero obtener la ira de Nurbanu —soltó, sin pensar realmente en sus palabras.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2023 ⏰

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