Los únicos testigos de nuestra historia de amor, son las estrellas.
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⸻libro de one shots del videojuego honkai star rail.
⸻los personajes no me pertenecen, créditos a hoyoverse.
⸻personajehonkai x fem!lec...
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Aprovechando la distracción de tus compañeros, tomaste una respiración profunda, esperando aliviar el malestar que no parecía menguar.
El casco sobre tu cabeza, perteneciente al uniforme de los Nimbocaballeros, provocaba que te fuera complicado el ingreso de cualquier tipo de aire fresco, aumentando el mareo.
Pero pese a la incomodidad, permaneciste con tu espalda recta y cabeza en alto, para no levantar sospechas en el resto.
─Se acerca el General ─la voz de Yutie tomó tu atención, llevando toda molestia al fondo de tu mente.
Tu lanza se colocó a un costado, de manera firme. La mano yendo al pecho en señal de saludo y respeto, mientras la figura alta e imponente del General Jing Yuan se hacía presente en la Sede de la Premonición Divina.
Si antes te quejabas por el casco sobre tu cabeza, ahora te hallabas ligeramente agradecida con él, porque así podías ocultar el aspecto enfermizo que seguramente tomó tu rostro, acompañado con el carmesí que ahora bañaba tus mejillas.
El hombre de cabellos blanquecinos venía acompañado de la Gran Adivina Fu Xuan, quién le seguía de cerca con evidente molestia y apurando el paso.
Seguramente ambos tenían un asunto urgente que discutir, intentando mantenerse lejos de oídos indiscretos. No obstante, la Gran Adivina continuó sola su camino por la estancia, mientras que el General se detenía abruptamente justo frente a ti.
Sin evitarlo, tu mano empuñó con algo de fuerza la lanza en tu mano, una vez que sus ojos dorados parecían observar directamente, como si pudiera verte a través del casco.
Cuando te habías unido a los Nimbocaballeros, nunca se te ocurrió pensar que ibas a tener el honor de servir directamente al hombre más importante del Luofu. Pero allí estabas, siendo la primera mujer en incorporarse en las filas directas del General Jing Yuan.
Junto a Yutie, ambos eran los guardaespaldas del General, dedicándose a velar tanto por la seguridad del hombre como la del recinto en la que el peliblanco pasaba la mayor parte de su tiempo, acompañado de una pila de papeles que buscaban su atención.
Parte de tus tareas diarias era permanecer cerca de él cada vez que lo necesitara. Así que por un largo tiempo fuiste testigo de la vida diaria del hombre.
Todo eso no solo te sirvió para aprender de él, si no que también ayudó a aumentar el cariño que le tenías, a tal punto que tu corazón comenzó a manifestarse de manera errática por el simple hecho de verle cerca.
Pero ese no era el momento adecuado para alterarte por una sola mirada, por lo que te obligaste a mantenerte quieta a pesar de su obvia atención.
El silencio pronto fue roto por tu nombre escapando de entre sus labios.
