Algo Cambió

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La jornada laboral continuó con total normalidad, aunque no podía dejar de pensar en aquella voz que oí al teléfono. En la tarde, alguien toca el timbre, era aquella persona con la cual hablé por teléfono, se presentó de una forma amable con el nombre de Daniel, me presenté con mi nombre, Carlos, termine por confirmar que no lo conocía de nada, pero su voz, ahora en persona, me ponía un poco más nervioso, igualmente lo atendí.

Era una persona alta, pelo corto y despeinado, tatuajes por cada rincón de piel visible, incluso hasta en el rostro, era amigable y se tomaba mucha confianza al hablar, esto por lo general me daba tranquilidad y seguridad con un cliente, pero este caso era lo contrario, me sentía intranquilo al escucharlo hablar, por amable que sea, había algo en esa voz que hacía sentir nervioso, en el momento no le di mucha más importancia, luego de esas dos horas, se llevó la mercadería, le deje mi numero de teléfono ya que era un cliente que podría volver a comprar otras cosas, protocolo que hacía con cualquier cliente nuevo que atendía. Aunque de alguna forma, esperaba que no se pusiera en contacto conmigo.

Intenté simplemente dar por terminado aquel tema de la voz, aunque hice un esfuerzo por recordar a que me parecía familiar, intento que fue en vano ya que nada venía a mi mente.

El día continuó y aquello había quedado dando vueltas en mi cabeza pese a mis esfuerzos por olvidarlo, a las 18:00 salí de trabajar, volví a casa, saque a pasear a Pipa, esta vez con un paseo un poco más largo, leí y me fui a la cama.

Esa noche me costó un poco dormir, pensaba en aquella situación, en porque esa voz me hacía sentir incómodo, incluso en porque atendí yo aquella llamada y no otra persona, con el paso del tiempo, no se realmente cuanto, comencé a quedarme dormido, al día siguiente comencé mi rutina de nuevo.

La mañana no fue diferente a la anterior, ya en el trabajo, alguien me manda un mensaje de audio por WhatsApp, era Daniel. Avisando que iba a volver a comprar algunas cosas más, al escuchar sus audios, su voz me ponía más nervioso que el día anterior, no entendía porque me pasaba eso, pero no soportaba escucharlo.

El paso de las horas me ponía aún peor, sonaba el timbre y se me paraba el corazón con la posibilidad que fuera el, me llegaba un mensaje y tenía terror que fuera un audio suyo, sin dudas había algo que me estaba perturbando pero no lograba entender que era, pasaban las horas y Daniel no venía, hasta que finalmente, sentado desde mi escritorio veo por la ventana estacionar un BMW color gris, sabía que era el. Mis manos comenzaron a sudar.

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