Ingresa paciente sexo masculino, 29 años de edad en compañía del paramedico de ambulancia, se observa mutista, hosco al contacto, con diagnóstico en observación sin embargo mantiene ideas delirantes místicas, antisociales y de persecución.
Usuario con alto riesgo de heteroagresividad al personal de salud. Se mantiene en código rojo, por favor no ingresar a su unidad sin compañía, ni tampoco abrir ventanilla sin avisar a médico psiquiatra.Carl Mason escucha la entrega de turno y las indicaciones que el enfermero termina de leer sobre el nuevo paciente, nada nuevo, nada extraño otro usuario violento, con ideas de que existe un ser superior que les indica que cosas hacer en nombre de ellos. La maldita rutina, su compañera Lissa recibe las carpetas con información del resto de pacientes, se le acerca sonriente y le tiende la que ya imagina... el chico nuevo.
2010
Siente el aroma de la sangre aún fresca corriendo por sus manos, baja acariciando su antebrazo llegando al codo cálida, roja y amable, el placer lo estremece lo hiperventila al punto de la excitacion. Todo su sistema le pide volver a hacerlo, repetir el juego y es que su mayor talento siempre ha sido jugar a ser el gato y sus víctimas las presas perfectas. Mantiene su pene erecto mientras se regocija con el grito de horror de ella, la embiste se satisface a sí mismo mientras deja que lo muerda y luche por su vida. La golpea y ruje mientras la penetra una y otra vez, en su mente una voz le dice que es momento de proceder.
La noche recién comienza y aquella mujer fue solo el inicio de la diversión, algo que salió mal que tuvo que eliminar, las voces siempre le indican que hacer en casos como este pero se mantuvieron en silencio luego de darle la señal que estuvo esperando ansioso.
La vida lo golpeó incansablemente durante muchísimo tiempo y aquel don que tenía y como él llamaba era lo único que le hacía entender porque estaba destinado a mantenerse con vida y crear caos luego de aquel fatídico día en que atravesó el infierno y volvió con vida.
Era momento de volver a su casa y planear los preparativos.Actualidad
Carl Mason toma la carpeta del paciente nuevo, observa que no hay información familiar, no hay datos de contacto ni tampoco registro de operaciones o enfermedades, solo lo básico. Le preocupa a veces no saber con quién está tratando y también le intriga que aquel individuo se mantenga en código rojo sin observar la información que requiere los parámetros para ese nivel de riesgo.
Mientras hojea las seis páginas del paciente presta atención a la televisión y escucha a la presentadora horrorizada hablando de un nuevo caso del descuartizador, aún no han logrado dar con pistas consistentes, sin embargo hacen un llamado a la ciudad a mantener el cuidado necesario y cerrar bien sus casas.
Al no lograr conectar bien toda la información entregada y bajo la curiosidad Carl busca en su móvil noticias de aquel caso, lee muchas pistas que han rondado la imagen de aquel hombre capaz de mutilar cuerpos sin asco y violar. De pronto una voz la saca de su ensimismada actividad de lectura.
- hey Carl se acerca la hora de almuerzo se nos indicó dejar la comida del usuario nuevo por la rendija del suelo sin mirar ni hablar con él. ¿ no te parece raro el manejo que le están dando?- La verdad Lissa había olvidado como era tratar con un usuario en código rojo y me molesta un poco que nos traigan a alguien sin mayor información, en su expediente no aparece nada que nos indique el porqué y créeme que lo leí completo, son con suerte seis hojas y nada concluyente.
- Nos toca esperar mayor información de los altos mandos de igual forma ¿lograste ver su rostro?
- No y ahora que lo mencionas Liss aquel individuo venía con una capucha negra...
Ambas sabían que eso no era una buena señal, es más si la memoria de Carl no fallaba aquel evento sucedió hace al menos treinta y ocho años atrás cuando un enfermo ingreso con su rostro totalmente tapado por una capucha negra y la historia no tuvo un buen giro para ninguna persona que esa noche estuvo de turno. Aquella matanza no había tenido precedentes y nadie nunca comprendió como solo una persona había logrado acabar con tantas personas de formas inimaginables. Un aire frío recorrió su espalda era imposible que algo así se volviera a repetir han pasado casi cuarenta años, incluso ya aquel evento se cuenta más como una especie de leyenda, por lo demás aquel chico solo tenía veintinueve años por lo tanto era imposible, si imposible se repitió más para si misma.
Carl Mason se levanta rápidamente del mesón para entregar la alimentación del paciente doce. Camina segura de si misma pero se sorprende y grita horrorizada sin entender porque reaccionaba de esa forma, la puerta estaba abierta y el paciente se encontraba con la capucha negra puesta y una sabana en el cuello lo mantenía suspendido de una viga.
Su grito logró despertar el interés de otros funcionarios que llegaron corriendo al sitio a presenciar lo mismo que sus ojos observaban, con ayuda de un guardia lograron bajar al paciente y fue en aquel momento cuando Carl retira la capucha y su temor se comienza a materializar... quien colgaba no era en absoluto el paciente sino el médico psiquiatra que estaba a cargo de este. Reconocía su rostro y aquel miedo que tenía su última expresión le seco la garganta. Su mente sólo actuó pero la maniobra de reanimación no surtió ningún cambio en el final inesperado del doctor Foreman, lo supo de un comienzo pero se negaba a la idea de dejarlo ahí sin haberlo intentado, observaba a las otras enfermeras llorar desconsoladamente todo transcurrió tan rápido que sin darse cuenta las alarmas se habían encendido , estaban ante la presencia de un código negro y cuando su mente logró discernir la situación en la que se encontraban realmente dio aviso sobre la inminente fuga de aquel homicida y el importante hecho de que nadie más que el doctor fallecido conociera su rostro...
El aire se había vuelto pesado la gente corría de un lado para otro, los pacientes que se mantenían fuera de sus habitaciones fueron llevados y encerrados en estas.
Carl no lo podía creer y Lissa la miraba sin hallar respuesta para lo que estaban viviendo, se venía una oleada de mierda para ellas y para los encargados de cámaras, sabían que lo realmente malo venía en breve cuando el directivo del hospital apareciera, no era raro el hilo siempre corta por lo más débil.
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Donde Las Voces Mandan
HorrorLa mente humana no tiene límites para elaborar planes. Pero que sucede cuando un paciente supera barreras de lo humanamente posible. La psiquiatría y la salud mental no son un juego y en esta historia nos introducimos a una mente oscura y violenta.