Donde Las Voces Mandan

III

El sueño

Sus manos estaban llenas de sangre, recorría los pasillos del hospital psiquiátrico Saint Lindholm y no reconocía al personal, la gente corría de un lado para otro y gritaban cosas inentendibles, gritos y más gritos era insoportable. Una voz la llamaba pero no podía ir hacia allí, su cuerpo no se movía en otra dirección que no fuera la oficina del doctor Foreman. Un Arnold treinta y ocho años más joven, irreconocible le sonreía y le decía que podía ser parte de un estudio, las paredes caían y los gritos aumentaban.
Carl despertó en medio de la noche sudando y nerviosa. Su imaginación le estaba jugando de la peor forma, algo le decía que estaba procesando el estrés post trauma de lo experimentado se tapo el rostro entre las manos y deseo que nada de esto hubiera sucedido, lloró hasta agotarse y volver a dormir.
Nuevamente veía sus manos llenas de sangre, aquel líquido rojo y viscoso llegaba hasta sus codos aún tibia, sentía el horror pero no podía gritar, Foreman la miraba pero le hablaba de forma extraña.

- tu perfil me intriga- * sonríe* - ha pasado el tiempo y no he logrado dar con un diagnóstico ideal para ti y es por ello que para avanzar tu proceso terapéutico una comisión voto a tu favor para iniciar un tratamiento que esta en fase investigatiba.

Carl traga saliva e intenta responder pero las palabras no le salen realmente.

- Antes de que me respondas algo quiero decirte que tu padre ha dado autorización solo falta que tú aceptes las condiciones-

El escritorio de Foreman se encuentra lleno de artículos e investigaciones pero su atención se dirige a una ficha médica con un nombre ... sin embargo un ruido sordo la hace despertar de forma violenta y su sueño a finalizado. Observa el reloj despertador marcando las diez con quince, es tarde recuerda que su celular se encuentra en la sala y se levanta a buscarlo, piensa también revisar la procedencia de aquel ruido que la asusto. Da una vuelta por la casa observa habitación por habitación pero no encuentra algo con la capacidad de hacer tal estruendo. Se acerca a la mesa y coge el movil pero este se encuentra en el suelo destrozado. Su impresión la deja en blanco, un escalofrío recorre su ser y comprende que no está sola en casa pero aún no ha visto al intruso. Revisa el móvil y lo mantiene entre sus manos, se da cuenta que la pantalla no prende quedo inutilizable y es su único medio de comunicación para alertar que esta sucediendo, no tiene fuerzas suficientes para moverse aún por lo que decide tomar asiento ya que si hay alguien tendrá que venir a ella de frente.

Pero nadie llega, la casa se mantiene en ese silencio que hasta ahora nunca le había preocupado, el ambiente está pesado y decide que si ya alguien entró volverá a hacerlo por lo que decidió dejar todo como esta e irse del lugar por ahora.
Carl determina no bañarse ahí y coger una muda de ropa con algunos objetos necesarios, sin deseos de levantar sospechas cerró todo con llave y salió con más temor que nunca pero dispuesta a comprender que esta sucediendo y quien es el intruso que amenaza su tranquilidad.

Su primera parada fue un centro comercial, sentía la presencia de alguien siguiéndola pero se mantuvo cuerda, camino por un nuevo móvil, la tarjeta sim la pudo recuperar así que se dispuso a utilizarla y avisarle a Lissa que no se encontraría en su domicilio por un par de días. No quería preocuparla mientras no tuviera claro que sucedía.
Luego de conseguir un teléfono nuevo tomo un taxi para dirigirse a un hotel bastante decente que se ubicaba a las afueras del centro y que la mantendría relativamente cerca en caso de necesitar asistir a otra entrevista. A pesar que Carl quería mantenerse tranquila le costaba enfocar sus pensamientos a comprender más allá de lo que verdaderamente estaba viviendo. Sentía una montaña de mierda por caer sobre su cabeza pero lo que no estaba dentro de lo lógico era el hecho de que la estuvieran acechando, no imaginaba quien y no comprendía las motivaciones de aquella persona.