Escombros

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Desconozco realmente que fue aquello que me dió el suficiente miedo para que genere en mi, pánico.

Los apagones lejos de que oscurezca las habitaciones, no es algo de "miedo".

De entre todo lo que había en la habitación, lo que realmente llamaba la atención, era una enorme fisura que estaba justo aún lado del gran motor.

Un agujero lo suficientemente grande como para que un niño pequeño pudiera caber, o bien una persona agachada.

No creo que los topos sean los responsables de que los cables se corten, o que estén dañados por ellos aunque... Ahora que lo pienso, puede que sea eso.

Pero entonces, no tiene sentido que estén sucediendo apagones, y no tan duraderos.

Más allá de eso, había lo que parecía una larga caverna que se perdía de lo distante que era, no era una cueva normal de las que hacen los topos.

Ilumine el lugar con la linterna, y note que más al fondo había un especie de cueva, como si se agrandará el túnel pero había un especie de dibujos, o pinturas rupestres, eso parecía porque mis ojos ya me han hecho pasar malos ratos.

Comencé a analizar la habitación, en busca de algún problema, después de hacer algunas pruebas con los surcos, note que la corriente era débil.

Lo más probable es que el culpable era un derrumbe o incluso lodo que alteraba el área.

Con mis habilidades logré arrancar la máquina, y con una fuerza eléctrica bastante fuerte, pero entonces... Se apagó.

Literalmente, no solo el motor, si no que también había sucedido un apagón.

Lejos de asustarme como antes, está vez fruncí el ceño y seguí operando la máquina, retiraba todo el lodo y arreglaba los engranajes con los mismos materiales metálicos.

Coloqué la linterna en mi boca, y encendida veía parcialmente el hueco del motor, tratando de repararlo por mi propia cuenta.

Desgraciadamente no pude hacer mella en la máquina, hasta que de pronto y sin avisar, la energía vuelve de golpe y la máquina se enciende, haciendo que los engranajes den vuelta ferozmente.

En ese instante, me retire con velocidad pues si me quedaba un segundo dentro, esa máquina me tragaria los brazos.

Suspiré, de la que me había salvado.

Pero no me voy a ir de aquí, sin antes arreglar lo que está dañado.

Los cables del motor se dispersaba por toda la habitación, pero estos se adentraban dentro de la caverna.

Lo que me volvió a motivar a entrar a esta.
Trate de entrar de manera agresiva, abriéndome paso entre las paredes puntiagudas y los escombros rosaban mi traje, ensuciandome.

Desconocía totalmente a dónde me iba a llevar, y por lo que sabía, está grieta, parecía más un pasillo, antiguo...
Que quizás sufrió un derrumbe.

Obstruyendo su salida y entrada.

Mis siniestros pensamientos se dislumbraron ante una tenue luz brillante que bailaba en la profundidad de la oscuridad, un pequeño orbe rojo.

Me sentí ligeramente impresionado, podría ser algún foco de alguna máquina o bien, un grupo de insectos luminiscentes.

Pero conforme me acercaba, toda la caverna vibró de tal manera, que por un breve momento creía que iba a morir ahí mismo, aplastado entre las piedras.

El ruido desapareció de golpe, y aquel orbe sencillamente se desvaneció.

Para cuándo llegue al lugar donde estaba el dichoso orbe, me encontré con una puerta de metal con una pequeña ventana en la parte superior.

Al menos, mi teoría era correcta.
Esto era un pasillo, y los derrumbes y estás raras vibraciones, deformaron su diseño.

Al principio no fue difícil abrir la puerta, lo complicado era moverla, pues aunque la perilla giro, tan solo unos centímetros podía moverla, como si algo enorme estuviera detrás de la puerta.

Esto ya de por sí, es una gran razón para devolverme a la superficie, no era suficiente para que cambiase de idea.

Mi principal motivación era descubrir que generaba los apagones y lo más importante, reparar lo dañado que todavía no sabía de qué se trataba realmente.

Al cabo de unos segundos tensos, la puerta se abrió lo suficiente para poder entrar a través de ella, una siniestra habitación dentro, un tanto vacía pero parecía que algo o alguien, vivía en este lugar.

Eso no me impidió a entrar.
Coloqué una enorme piedra justo en la entrada para bloquearla y así, para no quedarme atrapado aquí.

Dentro de esta habitación había una enorme máquina, que bombeaba energía, y efectivamente, aquí estaba el centro de todos los problemas.

La energía se trasladaba entre cables y cruzaba la corriente porque ella, para entrar a esta máquina de bombeo, y está utilizaba esa energía, para dispersar la fuente por los distintos sectores....

Eso, es lo que sucede...
Pero... Me cuesta decir lo que veía.

La máquina funcionaba bien, pero tenía esos cortes significativos, pero esos eran causados por el bloqueo de unos gusanos que se habían adherido a este.
Un cuerpo parasital, un nido mucoso y el sonido deslizante de las criaturas que se retorcían entre la máquina, los engranajes y las válvulas.

Al menos era esto, algo sencillo de retirar, eso creía.

Tome una gran tubería, y comencé a golpear los gusanos, retirándolos de la máquina, pero estos se unían por unos segundos...
Era algo inútil, por más que retiraba un grupo de estos asquerosos bichos, otro grupo más grande se juntaba para cubrir lo que había retirado.

Por un breve momento, pensé en quemarlos, pero y si la máquina deja de funcionar o si hay algún tipo de corriente de gas, lo que generase una explosión.

Es entonces, que sin pensarlo 2 veces.
Saque una cerilla, y mientras trataba de encenderla, esos malditos gusanos se adherieron a mi ropa..
Los trate de quitar, pero eran demasiados y lo peor es que eran pegajosos.

Los gusanos comenzaron a escalar mi cuerpo, intente aún con ellos encima, encender la cerilla pero fue inútil hasta que lo logré...
Encendí una, pero al hacerlo, esos condenados gusanos me mordieron el brazo, haciendo que tire la cerilla, junto con la caja de estos mismos.

Retrocedi unos centímetros, tratando de quitarme la ropa frenéticamente, para volver a entrar en pánico.

Pisoteaba con fuerza los que estaban en el piso, pero eso no servía, porque incluso muertos, se seguían moviéndose, en un baile escalofriante.

Quedé prácticamente desnudo, dejando mi traje principal en el suelo, junto con esos desgraciados que se comían mi ropa.

Sencillamente, los mandé al demonio y salí de ahí.
Regrese a la puerta, que de puro milagro no se había cerrado, ante eso segui avanzando hasta llegar a la cueva con la mayor velocidad que podía, y cuidando por dónde pisaba.

Fue aquí, que al cruzar todo el camino que anteriormente había estado, note una particularidad extraña.

El suelo, las paredes y el techo tenían un especie de brote, hongos por doquier, su color radiante brillaba por el golpe de la luz que generaba mi linterna.

Podía cruzar sin problemas, pero no quería tocarlos, ni mucho menos.

Después de rato caminando, y llegando hasta las escaleras caracol, había algo deforme en ellas.

Un nido gigante, que se había adherido a las escaleras, lo suficientemente grande como para ocupar un gran espacio en ella.

Pero no era de gusanos, si no de abejas.
En serio, ¿Que está pasando aquí?.
Si logro salir de aquí, iré de inmediato a firmar mi renuncia.

Gato Naranja: Operación en las tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora