Capítulo 2: Homicidio

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Se dispusieron a ir a la escena del crimen. Horacio subió a la parte del conductor mientras que Volkov subió a la del copiloto. El director encendió las luces y comenzó a subir exponencialmente la velocidad. En un determinado momento el androide pudo ver como la mano de su acompañante se dirigía hacia la radio del coche. Se empezaron a reproducir canciones aleatorias. Siguieron a toda velocidad, chocando con alguna que otra farola hasta llegar a la casa donde se había cometido el homicidio. Al ingresar en el interior varios agentes de la LSPD estaban tomando evidencias.

—Buenas agente, ¿Qué tenemos? —preguntó Horacio.

—Hola, siganme por aquí. —el oficial les dirigió hasta la cocina —Se llamaba Liam Murray, varón de 44 años, presenta signos de violencia —señaló el cuerpo del hombre en el cual se podía ver a simple vista un cuchillo clavado en el abdomen. —Tiene historial delictivo, hace un par de años estuvo en prisión por agresión.

Volkov miraba la escena de rincón a rincón mientras escuchaba la explicación.


≪𝓐𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓷𝓭𝓸≫

🔵Sujeto herido de arma blanca hasta 32 veces

🔵Arma homicida en el cuerpo de la víctima

🔵Sangre seca de hace 21 días

🔵Inscripción con sangre de la víctima en la pared ''Estoy vivo''

🔵Restos de metanfetamina

🔵Rastro de sangre desde la mesa hacia el cadáver


Volkov siguió investigando por su parte. Había varias sillas tiradas por el suelo cerca de la mesa, eso daba a entender claros indicios de lucha. Pudo observar también un palo de golf tirado por el suelo.

El androide se acercó.


≪𝓐𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓷𝓭𝓸≫

🔵Palo de golf con huellas de la víctima en la empuñadura.

🔵Sin rastros de sangre humana


Levantó la mirada y algo llamó su atención, en el lugar en donde reposaban los cuchillos se percató que faltaba uno. Ese era el arma homicida. Siguió avanzando por las habitaciones hasta llegar al baño. Al abrir la puerta se encontró con las paredes llenas de símbolos ''rA9'' y lo que parecía una ¿Estatuilla de barro? en el medio. Parecía una especie de ofrenda.

Salió de nuevo en dirección al pasillo dirigiéndose esta vez a la salida trasera de la casa.  Abrió la puerta y se topó con varias pisadas, parecían recientes.

—La puerta delantera estaba cerrada por dentro cuando llegaron, tuvo que escaparse por aquí. —dijo Horacio apareciendo detrás de él.

—No es posible director, las únicas pisadas que hay son las del agente Smith talla 41 hace 18 minutos —habló pensativo —El divergente no pudo haber escapado por aquí.

—¿Entonces por dónde escapó?

—Director creo que ya se lo que ocurrió.

—Adelante, te escucho. —parecía intrigado.


⏮️ Reconstrucción ⏭️

—Creo que la víctima atacó al divergente con el palo de golf y en un intento desesperado de defenderse cogió ese cuchillo —señaló el hueco donde faltaba un cuchillo, el director le miraba con atención. —La víctima cayó sobre la mesa aunque luego pudo arrastrarse hacía la pared — con el dedo apuntó el rastro de sangre hasta el cadáver. —Y allí fue donde él divergente le asestó el resto de puñaladas.

—Tu versión concuerda con las pruebas, pero eso no explica dónde fue el androide. —inquirió Horacio.

—Si mi hipótesis es correcta, al golpearle con el palo de golf perdió Thirium.

—¿Thir- qué? —preguntó Horacio desconcertado.

—Es como llaman a la sangre azul. Es el fluido con el que se sustentan los biocomponentes de los androides. El problema es que se evapora después de unas horas y se hace imperceptible.

—Pero tu eres un androide, puedes verlo ¿No?

—Correcto

—Pues adelante —dijo Horacio.

Volkov empezó a buscar restos de sangre azul, Horacio iba detrás de él. Entraron al interior del pasillo pero el peliplata se detuvo al final de este.

— ¿Qué haces? —preguntó el de cresta.

— El rastro se detiene aquí.

El androide observó a su alrededor. En la pared se podía notar parte de la pintura más conservada en forma de escalera. Sin duda durante años allí reposó una escalera.

—¿Ve eso director? —señaló la silueta.

—Sí que lo veo. —dirigió su mirada hacia el techo—Mierda —exclamó— ¿Y tu ves eso? —Señalo lo que parecía una puerta que daba a un desván.

Horacio corrió a la cocina y cogió una de las sillas tiradas por el suelo.

—Toma, sube ahí arriba.

Volkov subió y abrió la puerta, acto seguido entró al desván. Se puso en pie y comenzó a registrar el lugar. Caminaba entre los viejos muebles mientras esquivaba las sábanas que los cubrían, así siguió durante unos segundos hasta que de detrás de un montón de cajas apiladas apareció delante de él la silueta de un hombre. Había localizado al divergente.

—Me iba a matar, solo me estaba defendiendo, —parecía aterrado —te lo ruego, no les digas donde estoy. —Volkov miro al androide.

—Volkov, ¿Qué está pasando ahí arriba? —Se escuchó la voz de Horacio desde abajo.

—¡Está aquí director!

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