Capítulo 4: Lugar

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El viaje transcurrió tranquilo entre canciones que el de cresta iba poniendo en la radio. Volkov observaba por la ventana con tranquilidad mientras escuchaba dicha música. Después de un rato pudo observar como se adentraban en la zona rica de la ciudad. Los portones se abrieron, Horacio estacionó el vehículo en su respectivo lugar. Ambos se dirigieron a la entrada y la llave comenzó a girar. La puerta se abrió.


≪𝓐𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓷𝓭𝓸≫

🔵 Leve desorden

🔵 Cortinas pasadas

🔵 Pelos de perro


—¿Pasa poco tiempo en casa Director?

—¿Por qué lo preguntas? —dijo curioso.

—Hay señales de que la casa está poco habitada.

—¿Señales?

—Las cortinas están pasadas y hay polvo.

—Bueno, no suelo venir mucho por aquí.

—¿Por algún motivo en especial? —preguntó.

—Simplemente no tengo mucho tiempo —habló serio —¿Te enseño tu habitación? —cambió de tema.

—10-4 —empezó a seguir a Horacio escaleras arriba.


El androide subió las escaleras siguiendo al moreno, no iba a negarlo, era una casa bastante espaciosa pero parecía muy lúgubre. Siguieron avanzando hasta llegar a una habitación. Se caracterizaba de tonos neutros: paredes color beige, sábanas azuladas... La decoración parecía sencilla sin embargo hubo algo que llamó la atención de Volkov.


—¿Le puedo preguntar qué es eso? —señaló un objeto.

—Ah, eso —dijo con simpleza —Es una vela.

—Entiendo... —siguió a Horacio al pasillo.

—Esa es mi habitación —señaló un cuarto del cual se podía distinguir una luz roja —Intenta no hacer mucho ruido.


Empezaron a bajar las escaleras.


—Voy a hacerme un sándwich, ¿Tu comes algo?

—Negativo, pero gracias —se acercó a ver como Horacio lo preparaba.


≪𝓐𝓷𝓪𝓵𝓲𝔃𝓪𝓷𝓭𝓸≫

🔵Jamón de pavo algo seco

🔵Lechuga

🔵Tomate un poco pocho

🔵Pan de molde


—Director, deténgase —dijo el androide.

—¿Qué? ¿Por qué? —parecía algo molesto.

—Debería comer algo más elaborado que un sándwich con ingredientes que están en la nevera desde hace dos semanas. Una buena alimentación ayudará a que sea más eficaz en la investigación.

—No hay otra cosa —abrió la puerta de la nevera —¿Ves? No hay nada, además da igual lo que coma o lo que no, yo siempre soy eficaz —parecía determinado.

—¿Podría esperar una hora?

—¿Una hora?¿Para qué? —no entendía a lo que se refería.

—Le prepararé algo en condiciones.

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