— Te voy a echar mucho de menos — dijo mi madre lloriqueando.
— Tranquila mamá, en un año estaré de vuelta a casa — le dije para tranquilizarla un poco.
Ya estábamos en el aeropuerto y ya casi era hora de que mi vuelo saliera. Los abracé a todos por última vez antes de marcharme; los iba a extrañar mucho, nunca me había separado tanto tiempo de mi familia.
— Recuerda llamarnos cuando llegues, hija — dijo mi padre que tenía los ojos rojos e hinchados por haber llorado en el camino de casa hacia el aeropuerto — Y recuerda que te quiero mucho.
— Yo también los quiero mucho papi — no los abracé más, ya habían sido demasiados abrazos en un solo día.
Tomé mis maletas y fui de camino al avión, me monté y me quedé dormida. Estaba muy cansada.
•••
Después de dos horas de viaje, (las cuales me pasé durmiendo), llegué a mi destino: París. Cuando iba saliendo del aeropuerto un chico chocó conmigo, por lo tanto nos caímos al suelo.
— Oye ten más cuidado — me dijo el chico.
— Ten más cuidado tú al caminar, no sé si sabías pero cuando uno camina mira hacía el frente.
— Gracias por la información, no lo sabía — me dijo sarcásticamente.
Genial, todo estaba empezando mal.
Después de este incidente tomé un taxi y fui directo a la residencia (Beauté des femmes) en la que me iba a estar quedando hasta que termine el semestre.
Al entrar todo era un coñazo. Las paredes blancas hacían resaltar los lindos muebles y las flores a sus lados, habían muchas jóvenes entrando y saliendo del local, algunas incluso parecían mayores que yo, y todas iban hablando en francés e inglés.
Me susurré para mis adentros :
— Menos mal que mi madre me obligó a aprender inglés y francés, o hubiera estado en un serio problema.
Cuando pensé que ya nada podría salir mal, se apareció aquel chico con el que me había tropezado al salir del aeropuerto. Era un chico alto, delgado, moreno, de ojos cafés, pelo rizado y negro, y unos labios...
— ¿¡Otra vez tú!? — el grito del chico me trajo de vuelta a la realidad.
— ¡Eso mismo te pregunto yo a tí! — le grité. Estaba enfadada por tener que crusarmelo otra vez — ¿¡No ves qué esta es la residencia de chicas!?.
— ¿Eh?, ¿Cómo que la de chic...? — miró el nombre y se cortó a si mismo — Entonces... ¿Dónde está la de los chicos?
Miré hacía los alrededores y visualizé una residencia justo al lado de la mía, que deduje que fuera la de los chicos. La señalé y le dije:
— Ahí está la de los chicos, ¿Acaso no te enseñaron a leer en la preparatoria? — le pregunté en tono de burla.
— Claro que si pesada, solo que no la había visto — se defendió.
— Bueno pues vete, espero no cruzarme nunca más contigo — le espeté.
— El sentimiento es mutuo.
Ambos nos dimos la vuelta y fuimos a nuestras residencias. Al adentrarme un poco más en el local lo primero que ví fue a una chica en el mostrador. Era rubia, de ojos negros y era muy guapa. Me dirigí hacía ella, le di mis datos y ella me dió la llave de mi cuarto. Al entrar me di cuenta de que era más grande de lo que pensaba, estaba pintada de blanco y tenía dos camas, cómo no habia nada más supuse que mi compañera aún no había llegado, por lo tanto cogí la cama que estaba pegada a la ventana.
El resto del día me lo pasé acomodando mis cosas en la habitación. Por la noche decidí ir a algún restaurante que hubiera cerca para comer algo. Opté por entrar a uno donde hacían unas hamburguesas riquísimas.
Cuando terminé de cenar salí a dar una vuelta para conocer la ciudad. Era muy hermosa, más que en las fotos que había visto en Internet. Di un paseo de unos treinta minutos y luego volví a la residencia, teniendo como guía el GPS de mi celular.
Al llegar a mi habitación tomé una ducha de agua caliente porque detestaba el agua fría, me acosté en la cama y cogí mi ordenador para ponerme a ver una película. Decidí ver la primera parte de Shrek, pero como yo me llamo Valeria Miller, terminé viendo todas las partes. Cuando terminé eran las 12:30, por lo tanto solté mi ordenador y me acosté a dormir.
Pasaron 20 minutos y todavía no me había dormido, siempre me ocurre eso, me intento acostar y al final termino pensando en toda mi vida.
Pensé en volverme a encontrar al chico gruñón de esta mañana, su actitud era pésima y horrible, pero su físico... era súper guapo.
Sus facciones estaban bien detalladas, con esos ojazos cafés seguro de un solo cruce de miradas ya tendría a media Francia a su disposición. Su altura era impresionante, medía como 20 cm más que yo; me llevaba una cabeza y media.
Pero lo realmente bonito de él era su pelo. No sé cómo lo hacía pero tooodos y cada uno de ellos estaban bien definidos y con un brillo precioso, le daba un aire de chico malo — su actitud también — pero a la vez le da un toque de amabilidad.
« Cosa que por lo visto no tiene ni una pizca »
— ¿Pero que hago pensando en ese gilipollas? — me lo dije a mi misma.
Y sin más preámbulos, me dormí.
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Amor Parisino (BORRADOR)
Novela JuvenilDicen que París es la ciudad del amor y la moda ,y eso Valeria Miller lo comprobará en esta historia Val con solo 19 años decidió emprender un viaje sola hacia un lugar totalmente nuevo para ella : París . Lo que no se esperaba en esta aventura qu...