𝟐 🐺

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💛

—Adrien, ¡Tenemos que irnos ya, no puedo llegar tarde! - gritó el omega desde la cocina.

—Ya voy mamá - se escuchó a lo lejos una voz ronca y algo desafinada.

—Mami.

—Dime, cachorro - respondió el omega ajustando su traje.

—No quiero que me dejes en el colegio.

Liam dejó de alisar su traje para voltear a ver al pequeño niño de zafiros interrogativamente.

—Puede hacerlo Adrien - continuó Lauren con tranquilidad.

—¿Y por qué yo no?

—Porque el papá de Chloe dijo que eres muy bonito, y él es un alfa feo - respondió enfadado el pequeño — Solo yo puedo llamarte bonito, bueno, Adrien también - compadeció el niño.

Liam solo rió ante la inocencia del pequeño alfa, era muy normal que su casta se mostrara muy posesivo con sus madres, por eso mismo en preescolar los maestros siempre debían ser betas.

En eso el alfa adolescente de cabellos rubios bajó las escaleras adentrándose a la cocina y revolviendo los rizos rojizos de su hermano menor, acercándose lo suficientemente después para besar al omega en la mejilla, teniendo que agacharse en el proceso.

—Si sigues demorándote así, a la próxima te tendrás que ir caminando.

—Pudieras dejarme usar algún auto quizá.

—Ya hemos tenido esa charla - respondió el omega levantándole las cejas — ¿A qué hora es la junta de padres?

—A las 10:00 a.m. - respondió carismático el rubio.

—Estaré ahí.

—Lo sé, mamá - sonrió.

Las mañanas nunca dejaban de ser agitadas, Lauren dormía como una roca y Adrien siempre tardaba demasiado, ojalá y fuera alistándose, pero no, el joven alfa era un desorden en persona, podría pasar quince minutos buscando su mochila entre el desastre de su habitación, y no importaba cuantas veces lo ordenaba, volvía a estar igual en cuestión de horas, entonces solo lo hacía cuando su madre se lo exigía, pero aún así con toda la vuelta y maniobra, siempre era gratificante poder desayunar los tres juntos.

—Mami.

—Dime, cielo - respondió el omega mirándolo desde el retrovisor.

—¿Cómo se hacen los bebés?

Tanto Liam como Adrien se tensaron en sus asientos. No había una respuesta muy apta para decirle a un niño de cinco años.

—¿Por qué mejor no le dices a mamá que ya sabes escribir "hormiga"? - cambió de tema rápidamente el alfa mayor.

—¿Crees que no lo sé? Erin tiene todas las paredes de su oficina rayadas de esa palabra.

Adrien soltó una carcajada — Si lo descuidas, será un pandillero.

—El mejor de todos - guiñó el omega por el retrovisor, observando al niño sonreír feliz.

Al llegar, ambos alfas bajaron de la camioneta rodeando para darle un beso al omega antes de entrar a las instalaciones escolares.

Lo estaba haciendo bien, estaba criando a unos buenos alfas.

❤️

De camino a su trabajo vio llegar una notificación a su celular, mirando de reojo observando que el siguiente mes tendría su celo, no había cosa que le generaba más estrés que eso.

Liam era un omega, necesitaba obligatoriamente un alfa para calmar su celo, al principio intentó llevarlo solo, no funcionó y no funcionará nunca, su cuerpo necesita de alfa y nudo, incluso si eso incluye tener que dejar de ver a sus hijos por dos semanas para que ellos no se molesten por el aroma que algún alfa deje en su cuerpo después de tomarlo de todas las maneras posibles.

La última vez que no pudo resistir aguardar tanto, Lauren lloró en su pecho por horas y horas seguidas, marcando a su madre con su olor tenue a leche, haciendo todo lo posible por aclarar que su mami era suyo.

Incluso cuando el aroma de un padre biológico, los niños som increíblemente posesivos, necesitan la seguridad de saber que nadie les va a quitar a su mamá.

Y Adrien, el joven era un caso aparte, y también muy complicado.

Llegó a su oficina justo a tiempo, caminando a toda prisa por comenzar con sus actividades cuanto antes.

—Buenos días, Erin.

—¡Buenos días, Liam! - sonrió la omega — El Señor Malik lo espera en su oficina, insiste en verlo.

El omega se tensó de inmediato, sabía quien era ese alfa, sabía quién había sido su primer amor a los cuatro años de edad, que por razones de la vida terminaron separados y con caminos muy diferentes.

Al entrar observó cómo el alfa lo analizó por completo, sonriendo y levantándose de su asiento, impaciente por mostrar algo de afecto profesional.

—Ha pasado un tiempo.

—Veinte años no son demasiados - sonrió sarcástico el omega.

Xoxo.

𝑨𝒍𝒑𝒉𝒂'𝒔 / 𝒁𝒊𝒂𝒎 𝑴𝒂𝒚𝒏𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora