Doce

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Todo el día me la pasé ansiosa por salir de clase. Bien, quizá quería ver al chico de la guitarra después de dos días seguidos sin hacerlo.
Casi gruñí cuando Stella, una de mis mejores amigas, se me colgó al brazo en el momento de la salida. De verdad amo a mi amiga pero hoy estaba realmente apurada por ver al chico misterioso. Había olvidado completamente el trabajo de sociales de mañana por lo que Stella se tuvo que venir conmigo a casa.

Tuve una pequeña batalla interna, decidiendo si tomar el atajo o sólo ir por la avenida principal. Digamos que la parte oscura de mí no quería compartir al cantante de voz encantadora con nadie, guay, sí que le he puesto sobrenombres a ese chico.

Stella después de todo era mi mejor amiga, confiaba en ella como para que ambas cogiesemos el atajo.

El chico de la guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora