Trece

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La reacción de Stella no estaba muy lejos de la mía. "Está buenísimo" fueron sus palabras textuales, ganándose una palmada en el hombro de mi parte. Estuvo de acuerdo conmigo sobre el hecho de que tenía voz melódica y angelical, además del hecho de que Stella tuviese una ligera obsesión con The Vamps y el chico justo hubiese escogido ese día para cantar Can we dance?

No me dejó tranquila ni un sólo momento del día después. Insistió diciéndome que debía conseguir un par de pantalones e ir a hablarle. Obviamente le dije que estaba loca y que eso no iba a suceder. Sólo le bastó decirme que si yo no lo hacía lo haría ella para que mi interior se contrajera y responder en un impulso que estaba aún más loca porque yo había visto al chico primero. Eso le causó gracia y dijo que le hacía feliz verme así de ensimismada por un chico.

El chico de la guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora