BEAUTIFUL PUPPET (BUTTERFLY) ♡ JEONGMI

DIECINUEVE

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Momo y Dahyun, unas niñas bien portadas y de familias adineradas.

Eso no impidió que fueran secuestradas a tan poca edad. El señor Yang no tenía piedad en esas cosas, él solo quería poder, el dinero es poder.

Ambas se hicieron cercanas cuando se conocieron, siempre hablaban e incluían a Jeongyeon, la nueva títere.

Jeongyeon fue su amiga en cuanto llegó, ésta tenía miedo y la aconsejaron, le explicaron en qué consistía todo eso del espectáculo, se veía que Jeongyeon estaba asustada y a la vez enojada, parecía la típica niña caprichosa pero en versión buena.

Fácilmente se integró en ellas, hablando libremente con ellas cuando el señor Yang se lo concedía.

Dahyun solo hablaba cuando lo creía necesario o cuando Momo le hablaba, a ella en serio le gustaba hablar con Momo.

Momo hablaba cada que tenía oportunidad, cuando se lo concedían, hablaba hasta por los codos, en eso se parecía a Jeongyeon.

Jeongyeon ahora ha sido la favorita del señor Yang, la elegida incontables veces, eso no les molestaba, ellas nunca querían salir.

Aunque les preocupaba porque Jeongyeon se veía desanimada cada que entraba de nuevo.

Cuando esa joven mujer Akiko las "rescató" debieron suponer que no lo hizo para ellas, solo quería a Jeongyeon, y ellas quedaron en el olvido hasta que se destruyeran o alguien las salvara.

Y después de otro tiempo sin moverse para nada en esa habitación, una luz iluminaba la entrada al lugar donde ellas estaban.

Ambas solo podían mover sus ojos todo lo demás no, tampoco podían hablar, Akiko dio esa orden. Solo eran títeres que movían sus cuencas cuando estaban aburridas, lo que era todo el tiempo.

No podían ni hablar entre ellas, solo era silencio, sin saber qué pensar.

Bueno, mirando a la nada, pensando en nada y a la vez todo, eso era lo que hacían desde hace mucho tiempo. No tenían los días contados tampoco, ni siquiera sabían si era de día o de noche, no sabían nada.

La iluminación se fue, eso destruyó sus iluciones, no pensaron que se abriría unos minutos después y esta vez alguien entraría por ahí.

Una chica, una linda chica extrañamente parecida a Akiko si no recuerdan mal.

No pudieron ver bien, pero había un bulto en su hombro, una luz las cegó momentáneamente, era la primera luz que veían en ¡muchísimo! tiempo.

Dahyun y Momo miraron al frente como instinto, ellas debían portarse como títeres.

La habitación era grande, habían dos sillas en las que estaban Dahyun y Momo sentadas. Delante de las sillas estaban dos banquitos donde estaban sus correspondientes muñequeras. Lo demás de la habitación era vacío completo.

Las muñequeras de Momo eran de un azulado hermoso, las partes que atrapaba los dedos tenían combinación de blanco con azul.

Las de Dahyun eran blancas con negro, combinándose continuamente, eran hermosas. 

Jeongyeon no podía con la emocion, bajó del hombro de Mina y dio pasos hacia las sillas con desesperante lentitud.

Mina la siguió en silencio iluminando a veces a los lados por si había algún animal peligroso.

Momo y Dahyun juraron tener organismo, su corazón inexistente se sentía latir fuertemente, su estómago parecía revolverse descontroladamente, sus cuerpos se sentían sudar. Nada de eso podían hacer pero lo sentían de alguna manera.

- ... L-Liberalas - se dirigió Jeongyeon con voz ahogada hacia Mina sin mirarla.

Mina tomó las muñequeras primero de Dahyun, las colocó bien y dijo en alto eso que tanto querían escuchar ambas títeres estáticas. 

- Muevete y habla libremente - Dahyun no se movió, aunque sabía que ahora podía, ella en serio no podía creerlo.

Se quitó las muñequeras de Dahyun y continuó con las de Momo.

- Muevete y habla libremente - a diferencia de Dahyun, Momo sí se movió, abrazó como pudo a su amiga murmurando cosas que en realidad no entendieron.

Mina se alejó quitándose las muñequeras y metiendolas en sus bolsillos junto a las de Dahyun.

Dahyun por fin se movió y se abalanzó a las dos amigas que estaban abrazadas, formando un lindo abrazo que Mina no quiso interrumpir por nada.

- ¡Mina! - fue un grito que preocupó a dos títeres que acababan de moverse y alertó a Jeongyeon junto a Mina.

Mina corrió a las escaleras y las subió en tiempo récord, sin antes dejar sus celular iluminando la habitación para que Jeongyeon  siguiese con su encuentro de sus amigas.

- ¿Eh? - salió sacudiendose las prendas.

- ¿Qué es eso? - preguntó Sana, la única ahí que veía la entrada, completamente desconcertada.

Mina sonrió. El nerviosismo que tenía podía comerla, pero ella estaba feliz de que Jeongyeon  pudiera estar con sus amigas.

- Lo encontró Jeongyeon - dijo sin poder evitar que su voz sonara emocionada.

- Espera... ¿esa es... la puerta? - Mina asintió emocionada y Sana solo sonrió por cómo Mina parecía querer ocultar su emoción desbordante.

La japonesa mayor pensó un poco, Mina parecía desbordarse de emoción y quería hacer algo.

Su hermana pequeña parecía una completa niña, no evitaba que le recordara a sus momentos de niñas y sonrió.

Por impulso abrió sus brazos dejando a Mina totalmente quieta, observando lo que hacía su hermana mayor sin poder creerlo.
¿Desde cuándo no se daban un abrazo? ¿Cuánto ha pasado desde que se abrazaron?

Mina miró a los ojos a su hermna tratando de ver alguna cosa sospechosa de broma pero no encontró nada, era una acto totalmente sincero.

- Apresurate, mis brazos se cansan, Minari - y usó el maldito apodo que usaban de niñas. Mina no se aguantó y rodeó con sus brazos el torso de la mayor, haciendo chocar su propia mejilla con su pecho. Sana pasó los brazos por su espalda ya la apegó a su cuerpo.

Mina la apretó en el abrazo y la sacudió un poco expresando su emoción riendo un poco por la felicidad.

Tzuyu llegó junto a Chaeyoung peleando por una tontería, pero pararon cuando vieron la acción de las hermanas. Nayeon llegó casi gritando, pero le taparon la boca para no interrumpir el momento.

- Jeongyeon está hablando con sus amigas - avisó Mina directamente cuando se separó de Sana limpiando algunas lagrimas que se le escaparon.

Obviamente las otras tres se sorprendieron y no tardaron en buscar dónde estaban encontrando la entrada.

- ¡Entonces cabamos para nada! - no olvidemos que Chuwi sigue de mal humor.

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