En mi imperfecta mente
hubo una vez tan magnánima tregua
que nació un bello afluente,
mi mar en una legua,
más sagaz y hábil que cualquier tapegua.
El afluente es la paz
que proclamó aquella reina sapiente.
Fue ella quien, taz a taz,
dio lo correspondiente.
Lanzó su daga e ignoró lo hiriente.
Y al rey ella hechizó.
Cuando estuvo él inmóvil, lo amarró.
Y entonces priorizó
la senda que él erró.
Las heridas de la guerra borró.
La reina le habló entonces
al soberano del reino enemigo:
"Te conformas con bronce,
necio; ¿luchas conmigo?
¿Conmigo, que con saber te bendigo?
¿Y qué si puedo ver,
porque recibí alta sabiduría,
más allá del poder?
Tu reino, cada día,
viene a pregonar fuerza y rebeldía.
Es menester que entiendas
que nuestros reinos no son enemigos.
Suelta las falsas riendas
y abre ya tus postigos.
Nuestra unión resarcirá los castigos".
Mi rey se preguntó
si ella quería paz definitiva.
Mi reina le mostró
la alianza más altiva.
¡He ahí, en su dedo, la alhaja festiva!
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CSOL: Cosas abSOLutas
PoesieCosas absolutas, esas cosas que están más allá del mundano entendimiento. Mis diez cosas absolutas, que existirán incluso si el sol y la luna caen del cielo.