Veintiséis

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JENO

Durante todo el camino a casa, Jaemin no deja de tocarme. Se inclina y me besa el cuello, me sube la mano por el muslo hasta que me toca por encima de los pantalones, y necesito todas mis fuerzas para seguir concentrado en la carretera.

Nos detenemos en un semáforo en rojo y me relajo. —Ser un buen modelo de conducta te excita mucho, ¿eh?

—No. Pero que me muestres algo que es importante para ti sí. Llevarme allí sólo para que me sienta mejor lo hace. Todo lo que haces me excita.

—Mierda—. Echo la cabeza hacia atrás.

Entonces suena un claxon detrás de nosotros, y mis ojos se abren para ver que la luz es verde.

—Vas a hacer que me estrelle, —digo.

—No puedo evitarlo.

—Seguro que sí puedes. Sólo tienes que recordar lo que nos enseñaron en la escuela. No se tocan las partes íntimas de los demás. En este caso, al menos hasta que lleguemos a casa. Entonces podremos volver a tener reglas de adultos.

Jaemin se aparta y se desploma en su asiento. —¿Puedes al menos conducir más rápido?

Normalmente, un comentario como ese me haría conducir más despacio, pero mi polla hace fuerza contra mis pantalones, y la calentura gana a la terquedad.

—¿Cuánto tiempo tenemos hasta que tengamos que estar en la pista de entrenamiento? —Pregunto.

—¿Podemos llamar al entrenador y decirle: «acabamos de pasar dos horas en el hielo con unos chicos, así que podemos no entrar para tener sexo en su lugar»?

—Sí, al entrenador le encantará.

Jaemin mira la hora en su teléfono. —Tenemos una hora y media.

—Tiempo de sobra para ir, ducharse y conducir hasta Summerlin.

—¿Es suficiente tiempo para que hagamos algo?

Miro a Jaemin y lo encuentro mordiéndose el labio con

nerviosismo. —¿Qué querías hacer?

—Bueno... —Traga con fuerza y mira hacia otro lado. —Dijiste que te gustó el sexo, ¿no? ¿Podríamos hacerlo otra vez o...?

Mi pie pisa el acelerador tan rápido que salimos despedidos hacia atrás en nuestros asientos, y casi choco por detrás con el coche que tengo delante.

—Okey, me da la impresión de que prefieres morir antes que hacerlo de nuevo. ¿Es eso lo que está pasando aquí? —Jaemin sonríe.

—He estado esperando a que me lo pidieras de nuevo.

Jaemin frunce el ceño. —Espera, ¿por qué tengo que ser yo quien lo pida?

—Porque no sé si lo sabes... —Me inclino y susurro: —He tenido sexo con hombres antes. Tú no.

—¿Qué tiene que ver?

—Quería llevar esto a tu ritmo. Hacer lo que te parezca bien. Y tú siempre pareces querer hacer mamadas, y nunca, nunca diré que no a eso.

Jaemin levanta las manos. —He estado esperando a que me lo pidieras porque, no sé... ¿no es... una etiqueta gay?

—Por última vez, no hay etiqueta gay. ¿Crees que vamos a una escuela para el sexo gay?—. Me estremezco.

Por fin -por fin- doy la vuelta a nuestra calle, y Jaemin ya no recuerda las reglas. Vuelve a tocarme y a volverme loco.

—¿Entonces podemos hacerlo? ¿Sexo? ¿Tenemos tiempo? Lleva un tiempo, ya sabes, prepararme...

"we can't be friends" ☙ | 𝗻𝗼𝗺𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora