ꗃ Eclipse; ❝ Ni-ki❞

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C A P I T U L O  08
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Hace miles de años existía una princesa, una princesa con un aura y belleza peculiar pero encantadora.

Esa princesa tenía algo especial, más bien dicho... Aterrador.

Estaba condenada a una maldición...

Tal maldición la había tirado una bruja la cual sentía celos de su familia.

La bruja supo que la reina pronto tendría una hija, entonces se le ocurrió tirar aquella maldición a la más pequeña, supo que a esa familia les dolería justo ahí. Sería el plan perfecto.

Una noche después de que la reina hubiera dado a luz a la pequeña princesa, ella se apareció en el castillo, cubierta con una gran tela negra subió hasta la habitación de la pequeña, se acercó a la cuna de la niña y al ver la pequeña recién nacida dormida sonrió.

Por un momento dudo, por un momento pensó en perdonarla, pero luego muchos recuerdos se vinieron a su mente, recordándole el por qué estaba ahí.

Puso su gran y huesuda mano en el rostro de la niña y empezó a recitar su maldición.

La bruja pensaba que todos estaban dormidos, solo que no se percató de uno de los hijos de los reyes, el varón menor... El más curioso.

El varón que sentía unas vibras extrañas en su casa y el que sentía que algo malo se aproximaba...

El pequeño sabía muchas cosas, cosas que ni sus padres sabían, extrañamente él sabía que su pequeña hermana sería el punto débil, el punto donde la maldad atacaría y efectivamente fue así.

Abrió la puerta de la habitación de su hermana y vió al lado de su cuna una aterradora y espeluznante figura, era grande, muy fea y estaba intentando tapar su cara con una tela negra.

— ¿Q-quien es usted?

Fue lo único que pudo soltar el pequeño niño.

La bruja estaba algo sorprendida a el imprudente humano que se acercaba con miedo hacia ella.

Pero... ya estaba hecho.

Se empezó a escuchar el llanto de la pequeña y lágrimas invadieron los ojos del pequeño niño el cual al escuchar a su hermana llorar se acercó rápidamente a su cuna a ver que pasaba. Soltó un grito ahogado al ver a su hermana, de la boca de la pequeña salía sangre, en su cuerpo se marcaban todas sus venas y las uñas de sus manos ahora eran grandes y afiladas.

Él estaba sintiendo una fuerte presión en su pecho, quería gritar, quería llorar y no sabía que hacer, si llamar a sus padres, agarrar a su hermana, correr y esconderse o golpear a la bruja.

— ¿Que hago? —Dijo en voz baja mientras sus manos temblaban e intentaba tocar a su hermana.

— Ugh, tan imprudente como tu padre —Soltó la bruja con asco —Ten cuidado, cariño. Te puede morder.

La bruja soltó una carcajada la cual al niño le pareció tan escalofriante y él se había quedado tan dentro de sus pensamientos que lo único que sintió fue una brisa fría chocar contra él, ella se había ido.

Llevó su vista a la cuna de su hermana y la tela blanca de esta estaba manchada de rojo carmesí. No lo dudó más fue corriendo a la habitación de sus padres, ¿No habían escuchado nada?, ¿No sentían la vibra pesada en el castillo?.