03

195 23 1
                                    


Lo primero que hace al tener su cuerpo fuera de la iglesia es respirar con profundidad y detenimiento pues buscaba alguna diferencia entre el viento que golpea su rostro y el de minutos atrás en el claustro, más no encuentra disparidad alguna. Seguido, tras darse cuenta del lujo que se estaba dando, echa a correr sin permitir desviarse del camino de tierra desgastado por las carretas y los caballos. Va dejando la iglesia atrás, llegando con sorprendente rapidez al pueblo siendo recibido por un increíble tumulto que se escapaba de la imaginación del castaño. Las carretas que suele observar desde lo alto de su ventana pasan delante de sus ojos como si él no se hallase ahí, abriéndose paso entre la gente como si de animales se tratase; los gritos e insultos no faltaban y aquel choque de realidad e incapacidad de acción de Taehyung le imposibilitaba seguir.

Alza su vista procurando que el sol aun tarde en esconderse y, considerando el peligro en el que de por sí se encuentra, decide que debe actuar. Da unos pasos colándose entre las personas siendo, como era de esperarse, empujado en varias ocasiones; se mentaliza que aquello tenía un objetivo y ese era su mejor amigo, lo cual le da fuerzas para no mirar atrás. Pronto ve luz entre tanta gente y sigue avanzando más emocionado que antes, pero una vez que con impaciencia y fuerza logra salir de entre la multitud, se tropieza con una piedra que yacía en el camino. De paso, choca sin delicadeza alguna contra una señora que se dirigía al mercado.

—Imprudente, ¿no puedes fijarte por dónde vas?

Taehyung se incorpora con sorprendente rapidez y se avergüenza por su torpeza.

—Discúlpeme, ¿se encuentra bien?

El castaño se encontraba nervioso, y no se debía precisamente a su estado de fugitivo. Pocas veces han sido las oportunidades que ha tenido para entablar conversación con gente que no sean sus compañeros o sus profesores, a pesar de que lo más ajeno hayan sido otros sacerdotes de la iglesia lejana.

—Por supuesto, solo casi me estropeas el vestido. ¡Válgame, qué hubiese sido de mí! Seguramente la gente hubiese hablado muy indecorosamente de mi pobre estado.

—B-bueno, me alegro de que mi torpeza no haya sobrepasado el límite.

—Más te valía, muchachito. No puedo ir a mi club de lectura como una harapienta. Créeme, todas me caen exquisito, pero no dejan de ser mujeres. Cuando se lo proponen no pueden ser menos víboras.

Taehyung no entendió con exactitud a qué se refería, pero no pudo reprimir una sonrisa por la forma tan vehemente de expresarse aquella señora.

—Permíteme, si no te espanta mi incumbencia, saber hacia dónde te diriges con tanta prisa.

—Estoy buscando alguna panadería, quisiera conseguir algo para mi amigo que hoy cumple años. Y no se preocupe, me encanta hablar.

—¡Qué maravilla! Los jóvenes de hoy se caracterizan por lo soso, y mientras más lejos se sientan de un adulto, mejor es para ellos.

A nuestro nuevo personaje le había caído de maravilla el de hebras castañas, según ella desbordaba amabilidad y se notaba desde lejos que <<era de lo más encantador>>. Con respecto a su apariencia deducía que era hijo de algún campesino debido a su desaliñada presentación, y su ropa sin gracia y opaca daba mucho que decir siendo ella una diseñadora de moda de lo más solicitada. Sin embargo, eso no fue un impedimento para alguien tan poco crítica y sensible como ella.

—Déjame que te acompañe, precisamente queda una panadería cerca de donde voy, ¡y es mi preferida! Siempre encontrarás el pan caliente, y los dulces que hacen se derriten en tu boca.

—¿Está segura? Si es así, no puedo negarme. No conozco el pueblo y debo volver temprano.

—Segurísima, volverás pronto a donde sea que debas regresar. Tú solo debes seguirme.

Perversión 𝄀 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora