Capítulo 4

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Yuna

Mi cabeza no para de cuestionarse sobre la noche que volví a reunirme con mis amigos. Sé que bebí demasiado e incluso tengo recuerdos en donde apostábamos por beber más y más pero hasta ahí. Y luego despierto en la habitación del pelirrojo, desnuda, con las caderas doliendo al igual que la mandíbula.

— ¡Yuna! — Melanie me saca de mis pensamientos, se la ve preocupada y deja lo que está haciendo para acercarse a mí.

— Lo siento, no dormí bien...

— ¡Pues sí! — Dice exaltada. — Mírate, tienes ojeras y no dejas de quedarte dormida sobre el mostrador — Apoya su mano en mi hombro y le dedico una sonrisa vacía.

— Lo sé...

Melanie no se atreve a preguntarme que sucede. No soy del tipo de persona que revelaría cosas de su vida personal a las demás personas, o al menos en quién no confío demasiado. Sin embargo, eso no significa que no confíe en Melanie. Esa chica rubia me demostró una sincera amistad, pero mi frialdad me impide poder apreciarla mejor.

Suspiro derrotada, aún faltan varias horas para que finalice mi turno pero ya no doy más. Mi cuerpo se siente exhausto y mis párpados pesan.

— Escucha, dile a David que no me siento bien — Digo mientras me quito el delantal.

— Bien... — Su mirada denota preocupación.

— Tranquila, solo tengo que dormir bien... — Me dirijo al cuarto de empleados y ahí me cambio de ropa.
Mi cuerpo se pone tenso, mi temperatura corporal desciende y mi frente comienza a sudar. Mis extremidades tiemblan y apenas puedo ver a mi alrededor, con las pocas fuerzas salí caminando hacia la entrada principal.

De repente todo se vuelve borroso a mi alrededor y en un par de segundos se vuelve negro.

[...]

Lentamente fui abriendo mis ojos, la luz brillante de una habitación me ciega por unos instantes. Llevó mi mano a mis ojos, apenas recuerdo lo que pasó unas horas antes. Se supone que debería estar trabajando y no durmiendo.
Me siento en la cama y poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la luz del lugar.

Pronto me doy cuenta de que no me encuentro en la cafetería, rápidamente caigo en cuenta que me encuentro en la habitación de un hospital. Hay cables que me conectan a una máquina que registra el ritmo, y algunos sueros que me hidratan.

— Que bueno que hayas despertado, ¿recuerdas que pasó? — La doctora se encuentra a lado del monitor anotando algo en una libreta.

— No... — Apenas puedo hablar, ¿qué ocurre? — Recuerdo que estaba en la cafetería preparando algo de latte y de repente despierto aquí...

— Tus niveles de glucosa han bajado drásticamente y tu conteo en glóbulos blancos es elevada. En pocas palabras, tu presión bajó y tu cuerpo enfrenta una infección — La doctora me revisa minuciosamente, evitando saltarse el más mínimo detalle.

Supongo que es porque no dormí bien, y porque regrese a casa bajo la lluvia. Suspiro. Nada me haría mejor que dormir.

— Te haré unos estudios más y luego te daremos el alta si es que todo sale bien — La amable doctora sale de la habitación.

Un par de horas después, un doctor alto ingresa a mí habitación.
Que bien, necesito irme ya de este hospital...

— Señorita Takahashi, necesito hablar con usted — Hace una pequeña pausa.— Sobre sus estudios...

Don't Cry  «Axl Rose»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora