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Estaban en una fiesta en la universidad, Rosé no quería asistir pero JiSoo la había arrastrado hasta ahí con la excusa de que sería divertido.
Rosé no quería ir porque sabía que su mejor amiga iría junto a su novio. Rosé estaba segura de que JeongGuk no la merecía, él era un patán con ella y sin embargo la Tailandesa seguía estando con él.
Ambas chicas entraron y estuvieron unos minutos saludando a varios conocidos y amigos, sin embargo, la Australiana tenía ganas de irse.
Unos minutos más pasaron y entonces Park localizó a la chica que siempre le robaba suspiros, Lalisa Manoban. Su mejor amiga estaba en una esquina hablando con Jennie.
Rosé inmediatamente buscó al novio de la menor con la mirada, pero no lo vio por ningún lado, entonces sonrió.
JiSoo y ella se acercaron a saludar viendo la oportunidad que la rubia tenía, porque sí, JiSoo sabía que a Rosé le gustaba Lisa.
—Hola chicas. —ambas saludaron animadamente, Jennie y Lisa voltearon e inmediatamente les dieron una sonrisa mientras regresaban el saludo, pero Rosé no dejó pasar la mirada de la Tailandesa sobre ella.
Se integraron a la conversación y ahí fue que Rosé tuvo la oportunidad de preguntar por el desagradable chico.
—¿Y JeongGuk? Me habías dicho que iban a venir juntos. —intentó que la pregunta sonara desinteresada pero, para quienes sabían la razón detrás de esta, sin duda no sonaba así.
Lisa rodó los ojos con fastidio.
—Me dejó plantada, ni siquiera llamó para avisarme que no iría a recogerme.
Rosé sintió ira, ¿Cómo es posible que le hiciera eso a la mujer más perfecta que existe? Ella lo consideraba un pecado o incluso un sacrilegio.
JiSoo le pidió a Jennie que la acompañara a buscar algo de beber, dejando a ambas amigas solas.
—No creo que eso sea muy bueno, no mereces eso Lili. —Rosé se recargó en la pared mientras miraba sus uñas, Lisa se encogió de hombros.
—Ya me he acostumbrado.
Pasaba de la media noche, ambas amigas estaban bailando en medio de todas las personas mientras conversaban, los vasos con alcohol desaparecían tan pronto como llegaban a las manos de la menor y en un punto Lisa comenzó a quejarse de nuevo de su novio.
