Era una noche fría de diciembre y todo el palacio estaba decorado para la celebración del tricentenario del reinado de la familia Black. Todo estaba perfecto esa noche hasta que Tom Ryddle o como a el le gustaba llamarse Lord Voldemort entro a el sa...
Han pasado ya algunos años, y San Petersburgo se ha convertido en un lugar frío, triste y lleno de pesar. La revolución terminó hace un tiempo, y la gente no ha logrado recuperarse de ese suceso.
Las personas todavía hablan sobre los Black y cómo fueron asesinados aquella terrible noche de diciembre. Siempre surge un nuevo rumor sobre la familia, aunque ya han pasado años desde que no están aquí; es algo que mantiene a la gente feliz y ocupada tras lo que han vivido.
James Potter a veces se pregunta si es bueno que sigan inventando rumores sobre una familia que ya no está presente. Recuerda demasiado bien aquella noche, y cree que es la peor que ha vivido. El dolor de ver cómo se llevaban a Andy y a Bella, y no poder hacer nada. Cuando a ellas les preguntaron quiénes eran, respondieron que eran empleados que venían a cortar el jardín de vez en cuando. Y todo lo que sucedió después, ver cómo mataron a sus padres y tratar de sobrevivir, sin nadie más que a Peter y a él, fueron momentos muy difíciles.
Pero volviendo al presente, en las calles de San Petersburgo hay un nuevo rumor, uno que parece demasiado bueno para ser verdad. La primera vez que James y Peter lo escucharon, no sabían qué pensar. Lily, Marlene y Mary habían estado hablando sobre un sobreviviente de la familia Black, aparte de Sirius y Narcissa, quienes se encontraban en París.
Lo que ellas les contaron fue que, aquella terrible noche, Regulus Black, el menor de la familia, había desaparecido misteriosamente y no había un cuerpo que comprobara su muerte. Sirius y Narcissa habían llegado solos a París. Cuando James escuchó esto, se le detuvo el corazón, porque recuerda haber sacado a los tres hermanos vivos del palacio, pero no entiende qué pasó después de que huyeron.
Cuando ese rumor se confirmó, todos hablaban sobre el posible príncipe perdido. Después, surgió otro rumor que decía que Sirius Black y Remus Lupin, su esposo, estaban buscando a Regulus y ofrecían una gran recompensa.
James y Peter pensaban que, si Regulus estuviera vivo, ya habría buscado a Sirius; por lo tanto, estaban convencidos de que había muerto como los otros miembros de su familia. A James aún le pesaba su muerte; después de haber crecido juntos y de tener tantos recuerdos felices, sentía que se había ido una de las estrellas más brillantes del mundo.
Sin embargo, James y Peter necesitaban el dinero, así que idearon un plan: harían audiciones para encontrar a alguien que se pareciera a Regulus Black. Le enseñarían todo, desde los modales hasta la peculiar forma que tenía de fruncir el ceño cuando sentía curiosidad, cómo fruncía la nariz cuando algo le disgustaba, y la manera en que se reía como un cerdito cuando algo le parecía demasiado gracioso. Y tal vez, James todavía seguía enamorado de Regulus, pero en lugar de verlo como algo negativo, pensaba que eso le daba ventajas para este plan.
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En algún lugar, no muy lejos de San Petersburgo, había un niño de ojos grises que se podían confundir con azul, con cabello rizado y pecas que parecían estrellas en su rostro. Estaba leyendo un libro, como siempre le gustaba hacer en las tardes frías.
Este niño no tenía nombre; su único recuerdo era que alguien le decía "Reggie", por lo que en el orfanato le pusieron Reginald, un nombre que no le gustaba en absoluto. Prefería que le llamaran Reg.
Cuando llegó al orfanato, no recordaba nada y se sentía muy asustado. Lo único que traía consigo era una cadena con un dije que decía "Juntos en París". Después de la primera semana en el orfanato, le costó mucho acostumbrarse; todo le parecía extraño, ya que sabía mucho sobre etiqueta, pero no recordaba nada de su pasado. La señora Umbridge solía decir que tal vez provenía de una familia adinerada, pero, por más que lo intentara, nunca lograba recordar. Así pasaron los años, y ahora tenía 18 años.
Estaba tan absorto en sus pensamientos que, al escuchar gritos en la planta baja del orfanato, salió corriendo a ver qué sucedía. Se dio cuenta de que todas sus cosas estaban esparcidas en la nieve. Lo que había sospechado se cumplió: sabía que tendría que irse pronto, pero no había encontrado trabajo ni un lugar donde vivir. No sabía qué hacer, pero estaba seguro de que ahora tenía que idear un plan para resolver este problema.
Hola, segundo capitulo, tratare de actualizar lo mas rápido posible pero estoy en examenes asi que tardare un poco. Espero y les haya gustado el capitulo.
