Epilogo

10 2 0
                                    


_Ciudad de Inglaterra 1999

Veo como pequeñas gotas de agua resbalan por los fríos barrotes de mi pequeña ventana, empapándolos por completo. Lluvias, truenos, relámpagos me hacen aferrarme más a mí. No me gusta la lluvia la odio, por el simple hecho de que ella la amaba, esa sensación de nostalgia me provoca un sabor agrio en mi boca y sigo viendo con una mueca de desagrado como siguen cayendo.

volteo mi cabeza hacia otro lado cuando pequeñas ráfagas de pensamientos me inundan, haciendo me retroceder al sentir un dolor pulsante en mi cabeza mis tímpanos se alteran y me provocan un nudo en la garganta al sentir unos ojos grises sobre mí, esos ojos que me han atormentado por años siguen en mi cabeza y ya no puedo soportarlo, mi vista poco a poco se nubla y lágrimas comienzan a caer lentamente por mis pómulos para al final instalarse en mi boca, desesperadamente procedo a quitármelas obligando me a mí misma a ya no pensar en ello.

Mi cuerpo da un respingo de miedo al escuchar a lo lejos pasos acercándose con vigorosidad hacia la puerta de mi habitación.

_NOOO! Escucho a lo lejos un grito desgarrador, y sabia al instante que ya venían por mí. Por favor, por favor esta vez no, no a mí, suplicaba en voz baja. Sin darme cuenta mi cuerpo actúa inconscientemente moviéndose a una velocidad suplicante posicionándose detrás de mi degastada mesita de noche. Siento como abren la puerta con una fuerza bruta haciendo que todo a mi alrededor vibrara de una forma molesta, cierro mis ojos con fuerza todavía suplicando que se rindiera, se diera la vuelta y se marchara. Pero no fue así

Mis esperanzas cayeron de golpe incrementando mi miedo al sentir que se quedaba en la puerta analizando con suspicacia su alrededor tratando con la mirada saber dónde me encondía.

GENARA_ Me llama y escucho como mi corazón se acelera a toda velocidad, ahogo un grito de desesperación cuando escucho como la madera de mi habitación chillan al él pasar por cada rincón de la sala. _Vamos sal, no tengas miedo_ aun sin verlo puedo sentir como su malévola sonrisa crece al saber ya perfectamente donde estaba escondida. Sus pasos enseguida aumentan y al instante siento como su mano enrollan mis brazos tirando de ellas con fuerza. _ ¿Pero que tenemos aquí, acaso ya no me echabas de menos? me dice en su habitual tono frio, y su sonrisa creciendo a medida que me veía asustada, se acerca a mi sin despegar sus ojos de los míos, hace mi cabello a un lado dando le paso a su rostro para susurrarme al oído y noto como mis nervios se disparan de golpe _ Lastima porque yo si me alegro de verte.

Y es ahí en ese preciso momento donde todas mis pesadillas se hacían realidad, donde todo los demonios que me atemorizaban por las noches hoy salen a la luz y se convierten en uno solo, donde esta vez yo era testigo de la maldad y crueldad que portaban esos ojos grises, donde yo esta vez era el blanco.

Siempre fuiste tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora