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- ¡JAJAJAJAJA! ¡Ríete de mí ahora, madre! Tenías razón, siempre tienes razón, madre...

La risa histérica y desesperada de su hermano hacen que el cuerpo de Azula tiemble por motivos externos a la extensa marca que el impacto del rayo había dejado en su abdomen. Siente escalofríos recorrer su cuerpo cuando Zuko, su siempre fuerte y sereno hermano, se desmorona completamente frente a ella. Su hermano se ahoga en lágrimas pero ríe como desquiciado, y Azula no puede borrar la culpa que se hace lugar en su pecho.

Katara la ayuda a levantarse con cuidado, pero ninguna de las dos despega su mirada de lo que antes les era una figura inalcanzable e iderrotable. La maestra agua no siente pena, no luego de lo que el primogénito de Ozai había tratado de hacerle a Aang, pero sí siente algo de empatía. Azula, por otro lado, tiene que contener las lágrimas que rara vez se hacen presentes en sus analíticos y fríos ojos.

Soltando un tembloroso suspiro, Azula apoya la mitad de su peso sobre Katara y murmura.

- Ayúdame a ir hacia él, por favor.

Katara no se ve para nada segura al respecto, lo cual es completamente entendible luego del brutal intento de asesinato por parte de Zuko. Lo único que mantiene la duda viva son las palabras de Azula, un pedido en lugar de un reclamo u orden

Mantienen contacto visual un momento. Los ojos casi siempre inexpresivos y compuestos de Azula brillan en algo que se parece a la desesperación. El mensaje llega perfectamente a Katara y ella hace de apoyo para que Azula pueda sentarse a un par de metros de Zuko.

El chico parece salir de su transe un momento, levanta su desenfocada mirada pero no puede frenar los sollozos que hacen temblar su cuerpo. Su respiración acelerada suelta pequeñas chispas de fuego con cada exhalación y sus dedos se contraen en el único tic nervioso que Azula conoce de él.

- Madre... Madre...

Azula respira profundo y hace su mejor intento para mantener su rostro sereno, tratando de pensar en las palabras correctas antes de dejarlas salir. Como sea, su mente está en blanco (por primera vez en mucho tiempo) y es el mismo Zuko quien la sorprende con horribles palabras.

- Madre, perdóname, madre... Q-Quería, necesitaba hacerlo orgulloso, tenía que... tenía que matar a Zula, la maté, la maté, la maté - Repite de forma rota, ladeando su cabeza de un lado a otro mientras otra risa se le escapa entre sus sollozos - P-Padre es el único que me ama, s-sólo él, sólo él. T-Tú no me amas, me abandonaste, Zula me abandonó. S-Soy un monstruo, ¿es por eso que se fueron, que Zula se fue?

Azula deja de respirar por completo cuando escucha las palabras de su hermano mayor. No necesita mirar a Katara para saber que se encuentra en el mismo estado de incertidumbre y confusión que ella. 

Con la lengua tonta y mente mareada, dice lo primero en lo que puede pensar en una situación como esta.

- Lo lamento, Zuzu...

La sonrisa incrédula que le dedica Zuko, más sus dorados ojos, abiertos y delirantes, hacen que Katara se estremezca. Azula no aparta la mirada de su hermano ni un momento.

El tembloroso adolescente se acomoda en sus rodillas pero mantiene sus ojos fijos en su hermana. Como sea, el enfoque en ellos es nulo y la distancia se hace evidente incluso estando a tan solo un par de metros.

- ...¿"Lo lamento"? ¿Q-Qué lamentas, madre?

¿Y cómo se supone que Azula responda a eso? Las respuestas son demasiadas, pero la delicada mente de su hermano no está lista para escuchar ninguna.

Lamenta mucho; desde la extraordinaria guerra de cien años, hasta el abuso que su hermano tuvo que soportar por el simple hecho de ser el portador de un fuego azul. Lamenta sus cicatricez, aquellas marcas que hacen del cuerpo de Zuko una sádica pintura abstracta. Lamenta el haber tenido que dejarlo atrás durante el eclipse, el no haberlo llevado con ella. Y lamenta, por encima de todo, el haber perdido a su cariñoso y atento hermano ante la crueldad de quienes representan la Nación del Fuego.

El tener tantas posibles respuestas hace que sea incapaz de elegir una, por lo que termina susurrando con extraña tristeza:

- Todo... Lo lamento todo, Zuzu...

El silencio abruma de nuevo una vez las palabras salen de su boca. La rota sonrisa de su hermano desaparece y él se separa de la realidad por valiosos segundos, mirando a la nada mientras sus ojos se llenan lentamente con algo que ella no podría nombrar.

Azula suspira y cierra sus ojos, traga seco y tira un poco de la manga de Katara para indicarle que la charla había finalizado allí porque Zuko había vuelto a perderse en su propia mente.

Se levanta en piernas débiles, siendo ayudada por su amiga, quien todavía no ha dicho palabra alguna. Con una nueva motivación, suelta la oración más honesta y determinada que ha dicho en años.

- Aún hay muchas cosas que arreglar, y no pienso detenerme hasta que las cenizas que ha dejado mi padre vuelvan a ser una gigantesca flama azul.

Metáfora o no, Katara no piensa llevarle la contra en esto.

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Probando cositas, escribiendo lo que me viene. :)

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2023 ⏰

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