¿Segundas oportunidades?

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Después de eso puedo asegurar que mi humor cambió radicalmente, caminaba maldiciendo en silencio el gran peso añadido a mi bolsa gracias al libro que acababa de depositar dentro, y solo pensaba en que las distancias entre cada salón de clase no eran sanas para mi espalda.

Al llegar al salón comienzo explicarle vagamente a la maestra mis razones del por qué llegué tarde mas unas sonrisas inocentes y no espero mas tiempo para dirigirme al primer puesto vacío que veo, ignorando que mi mejor amiga estuviese sentada en el lado contrario del salón. Pude ver cómo ella me dirigía una mirada cuestionando mis motivos y mi mejor amigo solo me sonreía. La clase siguió y yo traté de introducirme todo lo que pude al tema para no perderme, odiaba ir atrasada en los temas, eso me hacía sentir inútil...

...y entonces solo fuimos la pizarra, la profesora y yo por una hora.

Salí lo más rápido que pude, sinceramente no tenía antojo de alguna charla o broma, o menos explicar la verdadera razón de mi retraso. Toda mi vida he sido juzgada por la forma en la que guardo todos mis asuntos, y aunque muchas veces traté de cambiarlo nunca me sentí cómoda al contarle a la gente lo más mínimo sobre mí que tocara el límite de lo personal; incluso me resulta difícil contar sobre cómo estuvo mi fin de semana, y cuando lo hago evito cualquier detalle vergonzosamente personal. Podía notar mi cara tensa y comencé a jugar con mis mejillas, haciendo masajes circulares en ellas y soltando algunas risitas cuando algunas personas me miraban fijamente por mi extraño masaje. Y así, arruinando mi paz interior, siento como alguien me empuja desde atrás haciendo que perdiera el equilibrio.

-¡Mierda! ¡Chuck! ¿Qué está mal contigo?- suelto mientras recupero mi postura y frunzo mi ceño, puedo ver cómo él sigue riendo burlonamente, oh, esa risa que me hace querer retorcerle los intestinos.

-Cállate.-

Lo que más me hizo enfurecer fue que no encontraba ningún argumento válido para contraatacar el comentario de mi molesto amigo, pero eso fue todo.

-Cállate tú.- Dije al tiempo de darle un golpe, pero él sólo continuó riendo mientras yo le lanzaba una furiosa mirada. Él sabía que no estaba del todo feliz, y disfrutaba de la situación.

Iba a ser un largo día.

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Al escuchar el timbre de salida, Cecilia, la chica a la que llamo mejor amiga, me abrazó por detrás.

-¿Qué tienen todos hoy con tomarme desprevenida?-. Ella se apartó resentida y yo solo pude darle una sonrisa de lado, indispuesta a darle cualquier explicación del por qué dije lo que dije. Ella rápidamente cedió para empezar a caminar juntas. Amo que ella comprenda cuando no quiero profundizar en algunos temas, aunque sé que algunas veces ella se siente mal por mi forma de guardarme las cosas, por lo cual trato de hacer excepciones. Mientras caminamos, riendo de algún video estúpido que observamos en su celular escucho que alguien grita nuestro nombre. Ese individuo es Sebastian Montgomery, un tipo que a pesar de sus gestos no tan masculinos y su gran capacidad de poder humillarte en una discusión sin importarle si quiera quien eres me agrada. A veces pienso que podría discutir con el presidente como si fuera alguno de sus compañeros de clase. Él se acerca a nosotras con una sonrisa de suficiencia, y yo solo me lo imagino tropezando y cayendo, borrando la sonrisa de su rostro.

Mi turno de sonreír.

-Chicas, ¿Como están?- y sin darnos oportunidad de contestar prosiguió. -¿Irán a la fiesta de Britney?

-Supongo que te veré allá.-

-No lo creo, Sebs.- al escuchar la respuesta de Cecilia, la vi pidiendo explicaciones, ella solo se encogió de hombros al entenderme y respondió. -Mis padres me castigarán por mis notas, estoy segura de eso. - Explicó al momento en que le iba a contestar.

-Tu novio se pondrá muy triste al saberlo.- Bromeó Sebastian.

-Y hablando del rey de Rom...- No pude terminar mi frase porque Cecilia al notar a Charles acercándose a nosotros corrió a su encuentro. Puse mala cara. No podía sentirme cómoda con él cerca, y menos con Cecilia así de enamorada. Me recordaba viejos tiempos, y me hacía sentir mal porque, vamos, ella es mi mejor amiga, se supone las amigas están allí para apoyar y hacer el mal trío siempre, pero nuestro "mal" trío era, supongo, el trío más jodido del mundo. Pero Cecily con su corazón tan grande y bueno no podía notarlo.

Pero luego estaba yo, viendo con recelo a Charles.

Él y yo tuvimos algo parecido a un romance hace unos meses, pero en ese tiempo no pasó nada. Aunque él fue como mi reencuentro con el amor después de mucho y cuando eso terminó yo quedé herida, es algo que nunca le dije a nadie y menos a él, un mujeriego de primera. A las pocas semanas pude notar como él y Cecily se acercaban más y más, y no lo toleré. Le reproché a Cecily lo que hizo y aun así me sentía molesta con ella, pero era tarde, ella se había enamorado perdidamente de él. Y lo dejé pasar, porque pensaba que eso no tendría futuro, él la hacía sufrir en grande restregándole a sus "amigas" en la cara y reprochándole cada contacto con alguien de diferente género. Pero ella nunca quiso hacer algo al respecto más que seguir.

De alguna forma la envidié, envidié su capacidad de amar incondicionalmente, de poder mantener una relación sin demasiados miedos. Porque es algo que yo no logro hacer.

Lo que volvió la situación aún más complicada es, por desgracia, mi ebriedad más mi tentación hacia él.

Mi beso con Charles es algo que me hace sentir mal, pero no por haberlo hecho, sino por el daño que causé en Cecily. Fue algo que pasó y ya, como uno de esos besos que ocurren cuando en serio lo necesitas, sin tomar importancia en la persona con la que lo harás, olvidándolo fácilmente. Pero el caso aquí es que fue la persona equivocada en el momento equivocado, y no lo pude olvidar fácilmente. Cuando Cecily lo supo no me habló por una semana, y yo nunca le dije nada al respecto, digo, estaba en todo su derecho, pero después de eso lo olvidó completamente. Charles, por el contrario, no lo hizo. Yo solo no puedo creer con que cara insiste en algo que fue un error, y no puedo creer que le haga eso a Cecily.

El proceso de nuestra relación es esta: evitarnos la mayor parte de tiempo, leves asentimientos cuando no nos queda de otra y en pocas, realmente pocas ocasiones reímos y jugamos, pero casi siempre él termina recordando ese momento y todo se va a la mierda. En especial cuando en una de esas ocasiones conversamos y el tema se va directo al incidente ocurrido entre nosotros. Uno de sus comentarios al respecto son "qué bien te ves hoy, me recuerdas a cómo te veías en la fiesta" o "¿Volverías a darme lo que me diste en la fiesta?" Por supuesto que no, idiota.

Me alejo del lugar sin siquiera despedirme y me dirijo a la pista de atletismo de mi colegio.

Después de haberme puesto la ropa adecuada para correr y calentar, comienzo a trotar alrededor de la pista. Puedo sentir cómo mis músculos se van aflojando y recuerdo la mención de Sebastian sobre la fiesta. Las fiestas definitivamente son lo mío; no digo que sea el alma de la fiesta o no pueda faltar a ninguna sin sufrir algún infarto, pero el hecho de estar allí, rodeada de gente que en su mayoría no conoces y poder hacer lo que quieras es lo que me gusta, y conociendo a Britney y sus hermanas con su historial en fiestas bomba, no estoy nada indispuesta.

Sólo espero no hacer demasiadas estupideces esta vez.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2015 ⏰

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