Prólogo

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 En este mundo existen las jerarquías: Alfa, Beta y Omega.

 Como lo escucharon y como lo dije...

 Esta en ese mismo orden... Los Alfas están en la cima, los Betas están en el medio y por último los omegas, los que literalmente están en el suelo y son menospreciados ( bueno, casi todos ).

 Aunque, no todo fue así...

 Según cuentan antiguas historias . Antes no existían nada de esto. No era como ahora, sino completamente diferente.

 Antes era dos razas, los hombres-lobos y los humanos. Quienes eran los que llevaban una gran rivalidad. En esa época no había ningún tratado de paz. Nadie confiaba en nadie. Era una guerra sin fin.

 Los hombres-lobos vivían siendo cazados y los humanos asesinados. Era un caos, una de las peores épocas de la historia.

 Siempre contaban que había una Diosa que era la madre de los lobos " La Madre Luna " o " Diosa Luna " . Una hermosa diosa de largos cabellos plateados, siempre llevando un hermoso vestido blanco lleno de bordados platinos y un angelical rostro. Ella era una mujer llena de bondad y amor. Pues ella amaba a sus hijos.

 ( los hombres-lobos nacieron de ella, por eso le dice "Madre" en algunas culturas ).

 "La guerra entre el hombre y la bestia" era como le decían en esos tiempos. Esa masacre duro mucho tiempo y hubo muchas perdidas por ambos mandos.

 La Diosa veía como sus hijos eran asesinados y como asesinaban sin piedad, ya no había un bando al cual estar, las razas se dividieron y solo sobrevivían los más fuertes. Pero, tampoco quería que ningún alma humana fuera asesinada, ella quería parar esa masacre; la Diosa sabía que si eso seguía así, lo mas probable es que todo se destruiría.

 Lo malo era que no podía interferir entre esa guerra y eso la frustraba, soltando lágrimas de tristeza ¿ que puedo hacer ? Siempre se preguntaba la mujer bondadosa. Hasta que se le ocurrió un idea, pero era algo que cambiaría la historia, la forzaría a cambiar y con eso en mente lo haría.

 ...

 Una noche tranquila... Donde la hermosa luna brillaba con su mayor esplendor, haciendo que el cielo sea un hermoso paisaje, aún siendo oscuro te traía calma. Iluminado un bosque, lleno de hermosa vegetación y animales que al sentir el sonido de pisadas fuertes salieron corriendo. Esas fuertes pisadas, que se oían serca y también torpes, eran de un hombre-lobo mal herido.

 Pues el pobre fue emboscado, junto a su familia. Lucho lo que más pudo, pero, fue herido y no paraba de votar el liquido carmín.

 No tuvo otra opción escapar el y sus hermanos, quienes se fueron por diferente s caminos para despistar los cazadores. Como estaba herido y la sangre no paraba de salir; seria bueno para hacer que sus hermanitos escaparan.

 Pero ya estaba exhausto, tropezándose con una rama, callo al suelo, trato de levantarse pero ya ai cuerpo no daba para más, ya no podía moverse, el dolor era insorpotable, no podía parar de dar quejidos y retorcerse.

Se puso poca arriba con mucho dolor, aun haciendo presión en la herida, tenia una pequeña esperanza. Sus ojos se posaron en la hermosa luna y con su último aliento...

 " Por favor, Madre ayudame a sobrevivir para cuidar lo que me queda de familia. Dame la fuerza que necesito para proteger a los mios y a aquellos que no se pueden proteger. Madre... Con mi último aliento te pido que me ayudes... "

 Esas ultimas palabras los dijo en un susurró, pues ya no tenía fuerzas para hablar y con lo poco que le quedaba, luchaba para mantenerse consciente. Ya cansado y muy débil, sólo pudo cerra sus ojos y dejar que la oscuridad lo abrazara.

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