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"ᏟᏬᏞᏢᎪ"

|Monólogo interior|

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Desde esa noche todo lo que he podido sentir fue el remordimiento de haber tomado tantas de esas malditas pastillas.

Sabía que iba a ser mi perdición en cuanto las pase por primera vez en mi garganta, cuando sentí por primera vez el ardor sabía que no había vuelta atrás.

Aunque no se lo que me pasó en ese momento, al no hacer caso a mis instintos...tal vez debió ser la adolescencia que no me permitió pensar del todo bien mis acciones en ese momento, o que no era lo suficientemente capaz para poder pensar sobre mis actos a futuro.

Desde esa noche me he arrepentido de todo lo que he hecho a lo largo de mi vida.

Me arrepiento tanto de mis acciones de esa noche aunque no recuerde del todo lo que sucedió, solo el impacto del golpe y un cuerpo arrecostado sobre el parabrisas.

Aún recuerdo la apatía cuando salí del automóvil para "ayudar" al herido, aunque en ese instante mi cerebro no proceso del todo la situación.

Cuando logré procesar todo lo que había pasado, ya era algo tarde, el pobre niño ya estaba desmayado, solo pude alcanzar a oír una voz desconocida, hablando a través de un teléfono, intenté pedir ayuda, aunque las palabras ya no salían.

Solo pude ver la escena, con el teléfono en mi mano y escuchar a la operadora en línea.

Entre en pánico cuando escuché el sonido de la ambulancia, solo pude correr.

Correr como el cobarde que soy.

El único recuerdo físico que tengo desde ese día, fue el celular, por el pánico en la mano lo lleve.

Aún lo tengo, guardando lo como el tesoro más preciado de todo el mundo, y escondido en un gabinete, con la esperanza de poder encontrar al pobre niño y devolverse lo, así teniendo una excusa para poder hablarle y pedirle el perdón que se merece.

A él y al pobre hombre que intento ayudar esa alma inocente.

...

Malditas pastillas infernales,
con ellas me perdí a mi mismo.
Merezco algo cruel,
un final desgarrador.
No merezco tu perdón,
Nunca lo he merecido,
ni tampoco lo merecere.
No haré el intento de buscarte,
porque al verte caeré de rodillas,
suplicando por un perdón que no merezco.
Disculpa mi ausencia,
es mejor así.
No podré volver a hacerte daño.
Porque ya no estaré aquí.
Todo gracias a mí.
Y a mí ignorancia.
Sellé mi propio destino.

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