Capitulo 3: Cuando la muerte y el amor anunciaron su llegada

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Seguí buscando a mi hijo, la casa no estaba igual a como estaba cuando nos fuimos a dormir, todo estaba más gris y las paredes estaban manchadas por la humedad que había en el lugar, estaba caminando por los pasillos cuando de pronto se escuchó un disparo, corrí a la habitación de la que salió el sonido, y ví el cuerpo de un joven desplomarse al piso, bajo su cuerpo se hizo un gran charco de sangre, el volteó a verme y antes de dar su último suspiro dijo:

— A-ayúdame...— luego cerró sus ojos y dejó de respirar, me acerqué a su cuerpo un poco temblorosa, no podía ver su rostro, no podía saber quién era, luego su cuerpo se desvaneció, en su lugar quedó una guadaña de plata brillante y ensangrentada, al ver esto desperté con un sudor frío en todo el cuerpo, los ojos a punto de soltar un mar de lágrimas y temblando, mire a todas partes desesperada, mis ojos terminaron en la cama donde mi hijo estaba durmiendo plácidamente, me acerque y subo la manta hasta sus hombros, luego salí de la habitación y me dirigí a la cocina por un vaso de agua, al entrar me espante al ver una gran silueta sosteniéndose de la encimera, luego vi que era mi jefe y me acerqué a él.

—Paul ¿Estás bien? — tome uno de sus brazos y lo pasé por encima de mis hombros para ayudarlo a caminar hasta la mesa, lo cual fue un poco complicado por la diferencia de tamaño y peso, lo deje en una de las sillas y serví dos vasos de agua, le di uno a él y el otro lo comencé a tomar. —¿Qué sucedió Paul? — Dije lo primero que se me vino a la mente para tratar de comprender que le estaba pasando.

—Alice, no me siento bien, me desperté enfermo, me siento mareado, creo que voy a vomitar— Al escucharlo fui a mi habitación a buscar unas pastillas que tenía guardadas de la última vez que Daniel se enfermó, las tomé y volví a la cocina lo más rápido que pude, saqué una del empaque y se la dí en la mano, él la tomó y yo me senté en una de las sillas mientras lo veía preocupada, el me miró y me sonrió, le devolví la sonrisa amablemente y luego hablé.

—¿Hubo algo en específico que te despertara? ¿Tal vez algún dolor o una pesadilla? — Lo mire tratando de analizar lo que podría estarle pasando, pero no pude averiguar nada con solo ver sus ojos, el me miro con una sonrisa melancólica.

—Soñé que alguien moría justo aquí en mi casa, no pude detener al asesino, y tampoco pude salvar al chico, no pude tampoco ver su cara, pero se sintió como alguien familiar, como si lo conociera, luego apareció una guadaña muy brillante y ensangrentada, me desperté, así como me vez, pero me siento muy enfermo— Me quedé helada en mi lugar, no podía creer que soñara lo mismo que yo, era un sentimiento extraño, pero ¿Cómo decirle que soñé lo mismo que él sin parecer una loca? Tal vez lo mejor sería no decirle nada no quiero que crea que estoy alucinando o algo parecido. —¿Y tú porque te despertaste Alice? —

—Sentí mucho calor, así que me desperté y vine a tomar un vaso con agua, no fue nada más que eso— Sonreí lo más sincera que pude, pero me salió más como una mueca, el soltó una pequeña risa y termino su vaso con agua.

—Bueno, ya que estamos mejor, vayamos a dormir de nuevo ¿Te parece? —

—Claro Paul, hoy va a ser un día largo para nosotros en la empresa— Mi jefe soltó una sonora carcajada al escucharme decir eso, paso su brazo por mis hombros y me miró.

—Alice, hoy es sábado, no tenemos que ir a trabajar, el domingo tampoco, parece que el no dormir si te afecta un poco— Puso su dedo índice en mi cabeza y la empujó hacia atrás, me reí un poco y luego comencé a caminar al cuarto.

—Sí, es mejor irnos a dormir ya, me acaba de dar demasiado sueño— Bostecé lo más creíble posible, él sonrió y me dejó en la puerta del cuarto.

—Bueno Alice, espero que puedas descansar, gracias por ayudarme hace rato, enserio te lo agradezco— Sonrió de una manera un poco extraña, no sé si era porque en verdad tenía sueño o porque si lo hizo así, pero se veía un poco fingida, él camino hacía su habitación que quedaba frente a la nuestra, me quede unos segundos parada en la puerta tratando de reaccionar, me sonrojé en cuanto ví su mirada clavada en mí y en un movimiento rápido entre a la habitación cerrando la puerta tras de mí, estaba sonrojada, sonreí como una tonta adolescente enamorada, mi cerebro trajo a mi mente recuerdos de cuando si fui una adolescente enamorada y mi sonrisa se borró inmediatamente, camine a mi cama y me acosté, no he podido ser feliz con alguien desde entonces, porque tengo miedo, miedo a que me suceda de nuevo y no quiero que mi hijo me vea en ese estado tan deplorable, Paul es un buen tipo, pero no estoy para andar en amoríos ahora, tal vez en un par de años, pero por ahora estamos bien siendo mi hijo y yo, nadie más.

Sin perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora