Capítulo 1

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Capítulo 1

Año 2023

Actualidad...

Kiara Corpes tenía una vida de película

O al menos era lo que todos pensaban cuando me veían

Notas rozando la perfección

Padres que la amaban

Estabilidad económica desde su nacimiento

Lo que nadie sabía era que aunque todo eso sonara impresionante, y para los ojos de otras personas tenía una vida de ensueño, yo siempre había sentido que, de alguna manera, me faltaba algo, lo más importante. Y no me malinterpreten, estoy conforme con la vida que me ha tocado, porque debo admitir que muchos aspectos de ella se me han facilitado precisamente por ser quien soy, o más bien, por quienes son mis padres. Pero desde el interior de esa vida de cuento de hadas que otros creían que tenía, había muchas cosas que me hubieran gustado que fueran diferentes. Los padres que según todos me amaban, y yo no dudaba que lo hicieran, vivían fuera de casa buscando inspiración para sus nuevos cuadros, o viajaban por el mundo de exposición en exposición, y aunque muchos decían que el no haber tenidos problemas financieros gracias a su trabajo, mi niña interior hubiera preferido una vida humilde pero con la presencia activa de sus padres. 

Todo eso y más, era lo que pensaba diariamente cada vez que me veía al espejo y para mí era triste el hecho que tanta gente a mi alrededor pensara que lo que yo consideraba problemas, eran solo paranoias mías y que solo estaba exagerando. Pero como todo en la vida es un balance, estaba en mi mejor momento, concentrada en mi carrera como fotógrafa cuando el barco se vino a pique, había pasado un año desde que me había graduado, pero gracias a la buena trayectoria que tenía conseguí un puesto en una editorial, con puesto fijo, y con una paga muy generosa. Logré independizarme en solo unos meses y comencé a vivir en un muy cómodo piso  en el centro de Nueva York. Poco después llegaría a mi vida el chico de mis sueños, Charles Jameson, alto, guapo, detallista, parecía que todo iba sobre ruedas, y entonces el castillo de naipes se derrumbó, como si todo hubiera sido una mentira. Fui despedida de mi trabajo y pronto tuve que dejar el pintoresco apartamento en el que había estado viviendo para regresar con mis padres mientras encontraba un nuevo empleo, pero la gota que colmó el vaso fue cuando Jameson terminó engañándome con una de mis excompañeras de trabajo.

Volvía a encontrarme de nuevo en la casilla de salida, después de tanto esforzarme por alcanzar mis metas, que todo se destruyera tan rápido, se sintió como rozar la cima con la punta de los dedos, para volver a caer en el precipicio que pensaste dejar atrás hace mucho. Terminé entrando en un círculo vicioso del que no me siento orgullosa, donde me dormía a las tantas y me despertaba cerca de las 3:00 de la tarde, me alimentaba de toda comida chatarra que podía encontrar y perdía poco a poco a todo aquel que alguna vez dijo que contaba con su eterna amistad. Fue entonces que vi realmente cómo es la vida, y tomé una decisión que a priori parecía desesperada, pero había olvidado quién era yo. Quizás por mantenerme en ese molde que la sociedad había creado para mí, la chica perfecta con la vida perfecta, y en algún punto había dejado de ser aquella pequeña llena de fantasía que creía que en los bosques de su natal Noruega vivían hadas que cumplían deseos cuando las descubrías.

No lo pensé cuando compré el primer billete a Bergen que encontré y con la cuenta de ahorros que aún no me había atrevido a tocar alquilé una casita a las afueras de la ciudad, modesta pero cómoda en la que vivir por tiempo indefinido, al menos hasta que me sintiera como la verdadera Kiara Corps otra vez. Cuando pisé el suelo donde nací me sentí como si hubiera regresado a casa después de un largo viaje, en el momento en que el viento despeinó mis rizos dorados sentí como si una vieja amiga me diera un abrazo que no sabía que necesitaba.

La Maldición del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora