Antes de que empieces a leer esto, me gustaría aclarar que, si empiezas esto esperando a un príncipe azul o algo parecido, esta no es tu historia. Si vienes buscando una historia de superación, te lo repito, no es tu sitio. Lo siento.
Esta es mi historia: la historia de un pringado que lleva enamorado de la misma persona desde que era un crío. De hecho, era mi mejor amiga. La tenía ahí, a mi lado. Siempre apoyándome, siempre conmigo. Y fui un idiota y la perdí. ¿Cómo? Pues supongo que me creí más listo que nadie pensando que siempre estaría junto a mí a pesar de todo. En prácticamente todos mis recuerdos está ella. Y en todas mis fotos de la infancia también. Aparece siempre a mi lado en las fotografías que Shanks o Makino me hacían soplando las velas. Siempre sonriente, pendiente de que estuviese bien. Esa foto se repite básicamente hasta mi cumpleaños número diecinueve, porque para mi vigésimo cumpleaños ella ya no quería formar parte de mi vida. Y con razón.
Abusaba de su confianza en mí, me olvidaba de ella para irme siempre con otras chicas pensando que jamás se alejaría de mí. Por suerte, ella abrió los ojos y me mandó a la mierda. Digo por suerte porque no era consciente de lo mucho que la hacía sufrir hasta que me tocó sufrir a mí, pero ojalá hubiese podido madurar antes de que la que fue mi mejor amiga me olvidase para siempre. También creo que fue una suerte para quienes me rodeaban, porque si no hubiese sido por eso, yo no hubiese mejorado como persona. Fue a costa de perder a la mujer más importante de mi vida, pero reflexioné y evolucioné. Lo único que no conseguí perder como mal hábito fue dejar de fumar, eso lo hice más adelante.
¿Qué por qué salía con tantas chicas teniéndola a ella? Yo tampoco puedo responderos eso. Bueno quizá sí, porque era gilipollas. Porque subestimé mis sentimientos por ella. Nunca razoné de manera lógica, porque si lo hubiese hecho, me hubiese dado cuenta de que, el hecho de ser consciente de que era la mujer de mi vida prácticamente desde que éramos unos críos, significaba que era más que mi mejor amiga. Supongo que siempre lo supe, ahora lo recapacito y sé que siempre lo tuve claro: quería pasar toda mi vida junto a ella, pero supongo o más bien sé que nunca fui lo suficientemente maduro como para enfrentarme a esos sentimientos, porque me venían grande. Y porque era gilipollas, lo repito. Es algo que me repito mucho día a día, porque nunca está de más recordármelo, el problema es que a pesar de saberlo y haberme esforzado por cambiar y mejorar, nada me hizo recuperarla, porque tampoco me vi capaz de intentarlo.
Y creo que realmente a pesar de haberla perdido como lo hice, nunca fui capaz de enfrentarme a lo enamorado que estaba de ella hasta que una noche cenando en familia, Sabo anunció que había empezado una relación oficialmente con ______ como novios.
Todos le felicitaron: Garp, Shanks, Luffy, Dadan, Makino... Pero yo no pude hacer otra cosa que levantarme de la mesa y tratar de escapar de allí.
— ¿Ace? ¿Qué pasa? —preguntó Sabo inocentemente preocupado.
En su momento aquella pregunta me pareció lo más hipócrita del mundo, porque estaba tan enfadado que asumí que todos entendían la forma en la que yo adoraba a quien era su novia en aquel entonces. Sabo había hablado conmigo sobre ella mil veces, pero nunca pude reconocer en voz alta que la había cagado, que la echaba de menos tanto que me dolía el pecho y que cada vez que la veía quería llorar.
Me giré apretando los puños con fuerza y casi sin pensar le di un puñetazo, tirándolo al suelo, pero antes de que nadie pudiese reaccionar, Sabo me devolvió el golpe, como si por fin comprendiese mi furia.
Shanks se encargó de agarrar a mi hermano y Garp a mí.
— ¿Se puede saber qué os pasa? —ignoramos la pregunta de Dadan ambos.
— ¡¿Por qué con ella?! ¡¿No tenías suficiente con robarme a mi mejor amiga?!
— ¡Yo no te he robado nada! ¡Te avisé mil veces! ¡No supiste valorarla!