Capítulo uno:

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Oliver, un chico amable y sonriente, conocido por todo el pueblo por su carisma. Su hermano menor y el, junto con sus padres, viven en un pequeño pueblo llamado "Jericó", literalmente toda su vida han vivido ahí, pero no les molestaba en lo absoluto, todo iba excelente, sus vidas eran alegres y cálidos, no había día en que la familia Galbin mostrará su positivismo como familia y su alegría de tenerse todos juntos.

Pero, toda esa alegría acabó en el cumpleaños número 10 del pequeño Oliver, su hermano menor tenía apenas unos 2 años para comprender lo que sucedía, pero Oliver lo entendía bastante bien, aún que hubiera deseado que no.

El cumpleaños número Díez del pequeño Oliver fue uno de los peores días de su vida, aún recordaba ese día como una de sus peores pesadillas, que se volvió realidad en aquel cumpleaños. Todo paso tan rápido, en un momento estaban todos felices, celebrando el cumpleaños de Oliver, y en otro momento estaban en el hospital, dándoles los doctores la noticia al padre y al hermano mayor cargando al menor, enterándose de que su esposa/madre había fallecido.

Nadie sabía la razón o el verdadero suceso, para que algo tan atroz me hubiera sucedido a aquella mujer tan espléndida e increíble. En el pueblo la apreciaban demasiado, era conocida por su amabilidad y compresión, siempre se encontraba ayudando a todos aquellos que lo necesitaran, siendo tan dispuesta a ayudar y regalar una sonrisa a todos para alegrarles los días, por eso, no había sentido alguno de la razón de su muerte.

La habían encontrado en el medio del bosque, su cuerpo estaba con muchos rasguños, unos más profundos y largos que otros, muchos moretones, como si hubiera tenido una pelea con dos grandes osos al mismo tiempo, también, por muy extraño que suene, tenía mordidas profundas, tantos golpes y heridas por todo su cuerpo y cara, incluso, al principio hizo que fuera difícil de reconocerla, pero después de una revición de ADN se pudo saber la propietaria del cuerpo.

El caso fue cerrado con la posibilidad de que se encontró un oso y la atacó, aún que se notaba por sus voces de los investigadores que no estaban muy seguros de lo que decían, es por eso que desde entonces el padre de los niños se había obsesionado con su trabajo, pues estaba dispuesto a encontrar al asesino de su esposa, ya qué siempre decía que estaba seguro que no fue ningún oso, y al igual que el padre, el hijo mayor pensaba similar, aún que tampoco podía hacer mucho por su edad en ese entonces.

Despues de eso, la vida de Oliver cambio drásticamente, su padre se había alejado completamente de ellos, apenas si les hablaba en casa, se metió más a su trabajo, que habían días en qué no llegaba a casa, hasta el siguiente día por la madrugada. Siempre parecía un zombie sin rumbo, perdido y sin esperanzas.

Por otro lado, Oliver tuvo que hacerse cargo de su hermano menor, al ver a su padre en esas condiciones se dio cuenta que no podría llegar ni mantenerse así mismo, agarro entre sus manos el volante del camino y consiguió seguir adelante junto con su hermano menor. Metafóricamente hablando.

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Me perteneces |• Ms. Thornhill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora