Capitulo 3 - Las estrellas brillan mucho.

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La fiesta terminó y en aquella casa solo quedamos Ana, Betty, Aurora, dos chicos que aún no conocía y yo.
- ¡Quiero que esto quede como los chorros del oro, chicos! - Grito Ana levantando la fregona que tenía en la mano.
Todos nos pusimos a limpiar. Mientras estaba barriendo se me acerco por la espalda uno de los chicos que no conocía.
- ¡HOLA! Tú eres el nuevo, ¿no?
- Hola, si creo que así me llaman. Me llamo Luke, encantado. - Le estreché la mano.
- Greg - se presentó y acepto mi mano. - Igualmente.
- Hello, ¿Greg, quien este? ¿Es una amenaza? - Se había acercado el otro chico.
- No, Logan creo que no. - Le dijo Greg al otro chico que deduje que se llamaba Logan.
- Soy Luke, me ha invitado Aurora.
- Yo soy Logan. - Dijo analizándome de arriba, abajo - Con que te ha invitado Rora, eh.
- ¿Rora?
- Así llamamos a Aurora. - Me explico Greg.
- Ah, si me ha invitado ella.
- Ya veo...
- ¿Qué ves?
- No ve nada solo intenta asustarte. Logan para ya y vete a limpiar. - Le regaño Greg con cansancio. Logan se fue lentamente.
- Adiós, luego hablamos Luke. - Dijo mientras se marchaba.
- Vale... - Le dije a Logan - ¿Sois hermanos o algo así? - Le pregunté a Greg mientras seguía barriendo
- No, somos mejores amigos, pero como si lo fuéramos.
- Ay, perdón.
- No pasa nada. Te entiendo, sé que nos parecemos mucho.
Y era verdad, se parecían mucho. Greg tenía el pelo castaño claro y Logan castaño oscuro, aun que eran muy similares. Tenían la misma altura, los ojos marrones. Además siempre iban juntos. Seguro que no era el primero en equivocarme.
- La verdad es que sí. Bueno yo ya he terminado con esto, - Dije señalando la escoba. - voy a por el recogedor.
- Vale.
Metí todo lo que había barrido en el recogedor y lo tire a la basura. Deje la escoba junto al recogedor en una esquina y cogí la fregona. Al cabo de un rato terminamos de limpiar y cada uno se fue a la habitación donde se iba a quedar esa noche. Yo como no sabía cuál era me limite a seguir a Aurora hasta el piso de arriba, cruzamos un largo pasillo y nos detuvimos frente a la última puerta. Aurora sacó una llave de su bolso y abrió la puerta, entramos y al entrar me di cuenta de lo grande que era. Tenía una cama donde cabían por lo menos 5 o 6 personas, una ventana donde se podía ver el cielo estrellado justo encimas de unos pufs de colores pálidos, un vestidor, un baño. Solo le faltaba la cocina y podría vivir allí.
-¿Qué tal? ¿Te gusta? - Dijo algo nerviosa.
- Como no me va a gustar, Aurora. ¡ES GIGANTE Y PRECIOSA! Y se pueden ver las estrellas
- No sé, algunos dirían que es de pijos.
- Pues no saben lo que se pierden. - Dije dejándome caer sobre uno de los pufs.
- Ni que lo digas. - Dijo sentándose en el puf de al lado mío.
Nos pusimos a mirar las estrellas distraídamente.
- Que bonitas son. - Dijo ella.
- Como tú.
¡¿Qué haces? !¿No se suponía que era un secreto?
¿Por qué había dicho eso? Soy tonto.
- Pues tú eres precioso, con esos ojos marrones color miel y ese pelo... un pelo despeinado color rubio oscuro que podría estar mirando todo el día. Las estrellas brillan mucho, pero su luz se desvanece cuando amanece. Tu luz no se puede apagar es demasiado bonita e independiente que necesitaría mil soles para apagarla. Y aun que lo conseguirán siempre una parte pequeña de ti seguiría brillando tan fuerte como ahora.
Eso era precioso. Le tenía que decir algo igual de bonito no conseguiría nada con ella nunca.
- Esa luz apareció cuando te conocí, ya que me la contagiaste tú con esa sonrisa que vale más que mil perlas y, en fin todo tú me encanta. Eres maravillosa. La primera vez que te vi me llamaste la atención, pero no supe bien por qué. Ahora ya lo sé, porque eres una chica impredecible, de esas que piensas que son de una forma y luego son muchísimo mejor. Aurora me encantaría que fuéramos el mejor ejemplo de amigos, de los que no necesitan hablar para saber que el otro está mal y esas cosas. Ya me entiendes. Bueno no sé ni si lo entiendo yo. ¿Me entiendes?
- Si Luke, te entiendo.
- Genial, eres genial Aurora.
- Puedes llamar Rora con la primera 'R' floja.
- Mejor, te llamaré Auri.
- Pues yo a ti Luki.
- Me parece bien.
- A mí también.
Después de un rato más observando las estrellas en un silencio cómodo, se levantó se puso un pijama y me cogió de la mano para ir a la cama. Y nos tumbamos los dos. Ella apagó la luz y yo cerré los ojos.
- Oye Luki, - Dijo entonces. - mañana me voy a ir pronto porque entro a trabajar al las 8:30.
- Te llevo yo, que tengo coche y solo se tarda 1 hora y media.
- Vale, gracias.
- Buenas noches, Auri.
- Buenas noches, Luki.

Aquella CamareraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora