La presentación

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- Buenas a todos, mis cordiales saludos, espero me dediquéis la máxima atención, y dejéis de beber, gran sacrificio, entiendo que son las fiestas del venerado Rey, algo sagrado para sus fieles súbditos, pero no estamos en tiempos de paz, lejos quedaron, asique, solo os pediré, que dejéis de lado vuestros bailes y risas. Prestadme suma atención, cuando acabe mi relato basado en hechos reales, os hare una simple pregunta, la cual os limitareis a contestar con un leve sí o no.

Faltó tiempo para que hubiera respuesta por parte del público, Gunter intervino sin pensarlo.

  - ¡Maldito bastardo tú y tu sucio padre, como te atreves mocoso, a subirte en el sagrado pedestal de la plaza del Rey, irrumpiendo la fiesta en honor a nuestro señor y a los dioses!  

Para sorpresa de los asistentes, el Rey intervino, pero sin su fuerte humor característico, que le había creado esa fama de tener un trato distante, y de no ser un hombre de trato fácil

   - ¡Gunter! ¿Cómo le llamas bastardo? Tú, El mismo hijo de un herrero de lejana procedencia y una ramera nacida en antiguas y vírgenes tierra. Son fiestas, como tú has dicho, deja que el joven llene mis oídos con historia, de tiempos antiguos, en los que los hombres de verdad empuñaban armas y paladines como tú defendían a sus mujeres, amantes y las hijas de sus amigos, déjale hablar si queda en ti algo del hombre que fuiste.

Ya apenas quedan bardos, porque las historias que nuestros antecesores forjaron han caído en el olvido, siendo sustituidas por historias de amor y tiempos de paz.

El joven muchacho que había salido del gentío irrumpiendo la fiesta hizo un gesto de gratitud ante el Rey.

  - Me reverencio ante su majestad y le doy las gracias por su cortesía, no quedara defraudado tras oír mi historia- Dijo acompañado de una muestra de cortesía al anfitrión.

Antes he de presentarme, soy llamado por mis iguales, Letfot, provengo de las tierras del Oeste, más allá del Gran Bosque de Lutria, mi casa era la noble casa del Rey Luden, al cual servía de niño, mi tierra fue cruelmente atacada por unos hombres-demonio que venían del otro lado del mar, nunca olvidare la tarde, en la que

cientos de barcos desembarcaron en nuestras costas. Días después mi pueblo fue masacrado, solo yo y unos pocos jóvenes más logramos escapar, jurando nuestra venganza.  

- Años más tarde, se produjo otro desembarco en las costas de lo que un día fuera la pequeña pero honorable casa del Gran Luden, nuevos demonios llegaban en aquella mañana, pero esta vez eran salvadores, los hombres que dirigía a aquellos infames seres reclutaban a jóvenes como yo, prometiéndonos que nos darían la venganza a nuestros familiares, forjada con sangre y acero.

Yo me uní, a las filas de un joven que por aquel entonces apenas aparentaba la mayoría de edad, pero sus oscuros ojos, me mostraron una venganza y una ira mucho mayores, que las que yo sentía por mis familiares enterrados y eso basto para reclutarme.

Luchamos contra los perros que controlaban lo que quedaba de las costas de mis antepasados. Esta solo fue la primera batalla de una larga guerra.  

Esto sucedió hace muchos años, ahora os contare la que me concierne a estar hoy y ahora aquí, escuchad tan atentos como lo habéis hecho ahora.



Crónicas de DrazahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora