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—♥— When We Where Kids...—♥—

— ¡Jiwoo, espérame!— La pobre chica de cabello negro trataba de correr lo más rápido que podía, tratando de ir al mismo paso que su amiga, la cuál iba en bicicleta.

— ¡Osito! Eres lenta~.— La chica vietnamita se burlaba de su amiga, bromeando.

— Déjame usar la bicicleta! ¡Prometo darte un paseo!— Gritó la más alta, haciendo que la chica frenara su bicicleta rápidamente.

— Está bien! Maneja tú y dame un paseo.—

La vietnamita bajó de la bicicleta y dejó que su amiga subiera, ella rápidamente se montó atrás, abrazando a la más alta por la cintura, reposando su cabeza sobre el hombro de esta.

— ¡Más rápido!— Pedía la más baja, mientras que la más alta daba todo de sí, pedaleando rápidamente.

Aquellas chicas después de dar varias vueltas en la bicicleta se cansaron, por eso, decidieron sentarse bajo un árbol a comer sus dulces favoritos, gomitas de fresas, por alguna razón la mamá de la vietnamita siempre le daba gomitas a las dos chicas, la más alta siempre pensaba que la vietnamita tenía una mamá muy amable y bueno, tal vez millonaria.

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— Te ves linda hoy.— La más alta trataba de ocultar su sonrojo ante la más baja, cosa que fué misión imposible.

— Tú también te ves linda hoy, Min, pero, por qué no comiste las gomitas de fresas hoy? — Preguntó la vietnamita, era extraño que Minji no haya comido ni una sola gomita de fresas dulces.

— Oh, es que quiero otro tipo de fresas dulces.— Minji miraba a Hanni con una sonrisa.

— ¿Cuáles?— Hanni estaba confundida.

Minji tomó a Hanni de las manos mientras se levantaba, la levantó con ella, mientras sus miradas se encontraban, la luz de la luna hacía que los ojos de la más baja brillarán de una manera tan increíble a los ojos de Minji, Hanni solo sonreía mientras sus ojos recorrían la cara fina de Minji, cada parte de su cara era admirada por Hanni, sus ojos, lo cuales brillaban mucho, demostrándole lo feliz que estaba, su frente, la cuál es lisa y limpia, sin ningún rastro de acné, su nariz, la cuál es fina y puntiaguda, perfecta a los ojos de Hanni, sus mejillas, las cuales se pintaban de color rojo fuerte, así bajaba lentamente su mirada, hasta llegar a los labios, los cuales eran un tanto gruesos, se veían suaves y rosas, moría por besarlos.

— Hanni.— La voz de Minji hizo que Hanni saliera de sus pensamientos.

—Mm? —

— Te amo.— Minji se veía segura de lo que estaba diciendo, lo decía con honestidad y un tanto de orgullo.

— Yo... También te amo, Min.— La voz de Hanni temblaba, la confesión de Minji la había dejado sin aliento.

Minji tomó suavemente la mejilla de Hanni, acercándola a ella, uniendo sus labios en un suave beso.