𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷

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Charles Leclerc ya sabia que algo no iba bien. Se lo decia su intuicion masculina, y hasta su sensibilidad. Charles era callado, incluso timido, pero dentro de si hervia un mundo de rebeldia y dolor. No encontraba la manera de superarlo, aunque pareciera que lo estaba asumiendo...

De las mezquinas maniobras de su socio, él conocia lo suficiente, y no le pasaban inadvertidos sus pequeños, y grandes, vicios. En todo lo relacionado con la empresa lo tenia a raya pero, respecto a lo demas, no era posible.

Que lo que estaba ocurriendo entre bastidores se lo dijera Max Verstappen, él no se lo esperaba. En cambio, si sabia que la que abordaria el asunto era su novia, Venus.

Max tenia veinticinco años, al igual que él y eran ambos socios en la empresa automotriz que les legaron sus respectivos padres al morir. Pero esto no significaba, ni mucho menos, por lo que a él se refiere, que Max lo pudiera engañar.

Podia por el contrario, hacerse el engañado, aunque de cualquier forma que fuera, tampoco podia ir contra los sentimientos ajenos, aun cuando marginara los propios.

Podia luchar, y sabia hacerlo, aunque aparentemente nadie lo supiera con seguridad. Pero, a pesar de su ardua lucha por el negocio, nunca se le ocurriria defender unos sentimientos que le habian arrebatado sin darse cuenta. Y es que entendia que los sentimientos no son cosa que se pueda dominar. Existen por unos o por otros; pero forzarlos, jamas.

Era su lema.

Le dolia.

Y tanto le dolia, que cuando vio que Max Verstappen se iba aquella tarde aludiendo que tenia un trabajo que, segun el, era solo un pretexto, se dijo: "Sera hoy. No cabe duda de que hoy estalla la bomba"

Y estallo.

No era ningun superdotado para adivinar, pero si un hombre sensible y emotivo, y mas que nada, intuitivo. 

Ocupaba el atico del edificio. Él lo habia decorado con gusto y personalidad. Cuando fallecio su padre, éste se lo dejo como herencia, como le habia dejado la mitad del negocio, que compartia con el padre de Max.

Al igual que su propio padre, el de Max lo siguio a la tumba unos meses despues. Por ello, ambos lucharon al frente de este prospero negocio desde hacia bastantes años, pues habian empezado desde jovenes a la sombra de los autores de sus dias.

Max, en cambio, vivia en la cuarta planta del edificio. Era un piso de lujo, amueblado de forma sofisticada, muy al estilo de su inquilino. Charles no lo consideraba un amigo, vivian de forma bastante diferente y cada cual pensaba a su manera.

La de él era una manera muy sencilla de pensar.

La de Max era muy diferente. Algo complicada.

Pero, al menos, se respetaban.

Se respetaban y se respetaron hasta que Max conocio a su novia Venus.

Desde entonces, las cosas empezaron a ir mal, no abiertamente, pero...

Salia de su despacho, que estaba ubicado en la planta baja del edificio, cuando Venus aparecio.

Era una chica de 23 años, que entro a trabajar de auxiliar de contable a los 20. Nada mas verla, Charles Leclerc se enamoro de ella. Se lo dijo balbuciente. Venus empezo a salir con él, primero como amigos y despues como novios, con vistas, naturalmente, al matrimonio.

Tenia pocos años ella tambien, pero a él, al menos, le sobraba andadura y experiencia, y estaba muy solo. Venus vivia en una residencia, pues carecia de familia. Fue a dar a sus oficinas en esas masivas ofertas de trabajo que se publican en el diario y se seleccionan. Era lista, sabia lo que se traia entre manos, y responsable para el trabajo. Es mas, de auxiliar a contable, a los 25 años era ya contable de aquel imperio de autopartes que elllos poseian.

La primera vez que beso a Venus se sintio aun mas enganchado de sus encantos. Era ingenua; no sabia besar. Tampoco le gustaba coquetear.

Era decente a carta cabal; se veia desde kilometros. No andaba coqueteando con los empleados. Se metia en su oficina y no salia hasta que era la hora. Asi fue él aprendiendo a apreciar sus cualidades, y ni hablar de su belleza, pues Venus, cada dia que pasaba, era mas hermosa, mas sensible y mas atractiva.

Ahora, Charles estaba seguro de que sus relaciones se iban al traste, y no esperaba de ninguna manera que se lo dijera su socio. Para eso no servia Max Verstappen. Para hacer traiciones y cambiar de auto cada año estaba siempre dispuesto, y mucho mas para jugar cantidades astronomicas en las carreras y vivir, ademas, como un millonario, vestirse en los mejores sastres, pertenecer a un sinfin de clubes privados y tener un piso al cual, muchas noches, iba acompañado de alguna mujer.

Pero eso quizas solo lo sabia él. Fuera como fuese, no pensaba rechistar. Y no por miedo a nada, sino por respeto a un sentimiento que, muerto, ya no tenia razon de ser. Muerto en Venus, se entiende. Pues él se conocia bien y sabia que tal sentimiento, soltera Venus, o casado con otro, jamas se disiparia.

Venus y su pasado [Charles Leclerc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora