𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺

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Hasta en eso era Max mezquino. Que dieran la cara los demas y él recogia el recogia el fruto.

Casi lo preferia asi.

Lo lamentable era que Max nunca sabria hacer feliz a una mujer como Venus, pero en ese problema no entraba porque no podia entrar.

La vio alejarse. Luego se fue paso a paso hacia el ascensor interior que lo llevaba directamente hasta la cocina de su atico.

Se quedo sentado en el salon. Alli habia una chimenea. La sirvienta que lo asistia por horas la encendia por la tarde.

Echo un tronco y se perdio en un sofa, tendido cuan largo era. Cerro los ojos, pero, pese a su hombria, no pudo evitar que dos gruesas lagrimas se deslizaran de sus ojos.

Era el fin de una esperanza mucho tiempo contemplada. ¿Aventuras? Las tuvo. De vez en cuando las tenia. Pero amores, sentimientos, solo Vee...

La habia perdido por carecer de donaire, porque no sabia ser galante ni halagador.

Pensaba, y no pensaba mal, que no le dolia la traicion de su socio. A eso ya estaba habituado. Le dolia el que Vee fuera tan engañada al matrimonio, pues, cuando pasara el fuego del deseo y la pasion, se veria muy sola, porque era demasiado tarde ya para que Max cambiara sus habitos, y los habitos de Max no eran precisamente, muy edificantes.

Fue una dura noche.

No comio nada ni se fue a la cama.

Permanecio alli, al lado del fuego, viendo absorto, entre lagrimas, como los troncos se convertian en cenizas calcinadas.

Preferia sufrir aquello solo y despues dar la impresion de que alli no habia sucedido nada.

A la mañana siguiente, al entrar en las oficinas donde tenia ubicado el negocio, se encontro con Max.

Iba cargado con el saco de golf.

Deportivo, alegre, siempre relajado.

Y, sobre todo, seguro de si mismo.

-Ah, hola, Charles.

-Buenos dias.

-¿Que tal las cosas?

-Muy bien en lo referente al negocio, pero te dire, y me gustaria decirtelo en mi oficina, que hay cosas que no me parecen bien.

-¿Lo mio con Venus? Oye, es el amor. Lo entiendes, ¿verdad? Una persona tan sensata como tu entiende siempre tales situaciones.

-Yo no te quitaria a ti la novia.

-Claro que no. Pero ya sabes que yo ando buscando el amor.

-Y supones que Venus te lo dara.

-Desde luego.

-Pues mejor para los dos. Pero lo que tengo que decirte es otra cosa. Si tiene un minuto libre...

Sin decir nada, Max lo siguio a la oficina.

-Oye, que tengo una reunion con mis amigos y les he apostado una comida.

-En seguida te iras. Pasa, por favor.

Max paso y dijo:

-Ya me advirtio Venus que lo tomaste muy indiferentemente.

Charles no movia un musculo de su rostro.

Lo tomara como lo tomara (y siempre mal, pese a lo que aparentara), jamas lo aceptaria ante los demas.

Y menos ante Max.

-Las cosas- dijo sentandose ante su mesa- se admiten cuando son asi y no tienen vuelta de hoja.

-Debi decirtelo yo ¿No es eso lo que pienses?

-No. No es eso. Ahora me preocupa algo mas importante. ¿Sabes cuanto has gastado este año en el juego, en tus diversiones y clubes privados?

-Hombre, no creo que sea el momento de hablar de dinero. El negocio es prospero.

-No cabe duda, pero tu gastas en exceso.

-Hay que vivir, si no vives, eres un viejo decrepito. A mi me gusta divertirme y hacer cuanto me viene en gana.

Charles blandio unos documentos.

-Pero es que los dividendos de este año no te han alcanzado para los gastos, y eso es grave.

-No seas tan qeujon, Charles. Hay que adaptarse a las circunstancias.

-Bueno, es lo que estoy haciendo. Pero si yo no gasto, tampoco tengo porque cargar con tus caprichos.

Le mostro un documento

-¿Que es?

-El documento que preparo el notario para justificar tus gastos excesivos, que sobrepasan tus ganancias.

Max hizo un gesto de indiferencia y firmo el documento

-¿Quedas contento?

-Logicamente justo, Max. Logicamente justo, nada mas. Y guardo el documento en la caja fuerte.

-A veces pareces un vejestorio, Charles. Sabes que te aprecio, pero lo normal seria que vinieras ahora conmigo al campo de golf.

-Yo no se jugar al golf.

-Pero alli se hacen amigos poderosos.

-¿Y te sirven de algo?

-Contratas

-No dudo que asi sea, pero, al final, tu te gastas todas las ganancias, y asi no se va a niinguna parte.

Max Verstappen se iba cargado con el saco lleno de utensilios para jugar al golf.

-Que sigas con tus sacrificios, Charles. Yo prefiero divertirme, amar sin medida, casarme y divertirme con mi mujer.

Charles lo vio alejarse y movio la cabeza.

Habia perdido a Venus, si, pero con el tiempo Max iba camino de perder su sociedad. O, al menos, la parte que tenia en ella, que ya no era la mitad, ni mucho menos. 

Venus y su pasado [Charles Leclerc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora