Mi Hermoso Alfa-Harco

🐾Capítulo 4 🐾

Lo primero que quería Draco al regresar, era ver al bonito omega con el que salía, bueno para él, ellos salían, ya que habían tenido muy buenos momentos fuera de la cama, las citas y los mensajes a altas horas de la noche e incluso las comidas en las mañanas en el departamento del otro. Así que para él ellos salían, no es que fueran a hacer novios desde ya, pero la presencia de Harry era tan reconfortante y divertidos porque si, al omega a veces se le iba el tornillo pero era completamente otro cuando de su trabajo se refería, sonrió al ver sus últimos mensajes pero la borró cuando vio el de su amigo.

A paso apurado se dirigió a su antiguo hogar, según Blaise su padre no se encontraba para nada bien de salud.

Tomando el primer taxi que se le cruzó, dio la dirección y se sentó en la parte trasera, marco el número de Blaise para saber mejor las cosas ya que el primer mensaje fue hace horas cuando él estaba en el avión, y tenía la costumbre de apagar el teléfono sí o sí.

—Vamos Blaise, contesta —al cuarto timbrazo la voz de su amigo lo alivio.

—Draco ¿vienes en camino?

—Si Blaise ¿cómo está papá? — El silencio en la otra línea no le dio muy buena espina.

—Mal hermano, lo queríamos dejar en el hospital pero ya sabes como es.

—Si lo sé —suspire rendido, su padre era todo un caso, a él no le gustaba para nada los hospitales y prefería evitarlos a toda costa, Lucius Malfoy no se rebajaría a tal cosa—. Estaré allí en poco tiempo, ahora mismo estoy saliendo del aeropuerto— y era mejor que se apurara; su padre no soportaba ni estar dos horas en un hospital, incluso se sabía todas las salidas de los nueve hospitales que había en Londres.

—Bien, te estaré esperando— con eso Blaise colgó.

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Cuando por fin logro estar en frente de su antigua casa, la nostalgia lo golpeo duro; esta de un solo piso de un viejo y desgastado amarillo, el porche de madera donde antes su madre se sentaba en su silla mecedora para vigilarlos mientras él y Blaise jugaban a los soldados o la pelota. Su padre arreglando alguna cosa que ellos mismo habían destruido, para luego sermonearlos duramente que tenían que comportarse como unos futuros Alfas—si su padre solo supiera todo lo que hacía en la oscuridad de su dormitorio, seguro lo mataba más rápido— lastimosamente su padre era uno de esos Alfas antiguos que no entendía los nuevos cambios y su madre como la fiel omega y sumisa que era le daba siempre la razón, esa fue una de las razones originales de porqué abandonó el seno de su familia y de cierto modo no se arrepentía.

Trago grueso y me adentro a su vieja casa, usando la antigua llave que siempre conservaba con él, lo primero que vio al entrar fueron los trofeos y fotografías que él y Blaise habían ganado de niños, los retratos familiares y todo seguía igual. Todavía recuerda en cómo casi adoptaron a Blaise ya que su madre siempre se mantenía en constante viaje con su inagotable lista de maridos. El prácticamente vivía con ellos desde que tenía doce años y ahora, siendo un adulto visitaba al matrimonio Malfoy de vez en cuando, muy diferente a Draco, que prefería estar alejado de ellos.

Unas voces y risitas en la cocina le llamaron la atención, así que fue hacia allí.

Lo que encontró no fue lo que esperaba luego de la llamada con su mejor amigo.

—Hydra

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Harry tenía un mal presentimiento, revisó su teléfono en espera de algún travieso mensaje de su hermoso Alfa, pero nada.