Capitulo 8 - Contrato

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Después de obtener el permiso de mis padres para vivir solo, fui al edificio de apartamentos para rentar uno. Yo sabía que iba a ser difícil rentar ahí pues si se encontraba una idol en el lugar entonces debían ser muy discretos con los inquilinos.

Cuando fuí a ver al arrendador, me dí cuenta de que era un político muy influyente y no pude evitar ponerme nervioso. Al decirle que quería rentar, el trató de hacerme desistir, primero diciendo que habían más opciones, luego diciendo que no iba a ser capaz de pagar, luego insultándome, pero seguí firme y me preguntó sobre mis motivos para ser tan insistente.

-Yo busco un lugar donde pueda vivir sin preocuparme del ojo público. -Le dije de manera serena.

Él se me quedó mirando a los ojos por un momento y luego dijo:

-Está bien, pero debes firmar un contrato en el que no puedes mencionar nada de lo que aquí ocurra con excepción de que sea con el permiso de las personas involucradas. -Me extendió un contrato bastante extenso con varias cláusulas que debía respetar así como algo importante que me llamó la atención: una garantía de que si alguien tramaba algo contra mi persona, perseguirían a ese tipo hasta que terminara en la cárcel.

Leí cuidadosamente el contrato y cuando me aseguré de que no hubiera algún truco en eso, firmé y escribí el apartamento que yo deseaba.

-Tendremos listo tu apartamento en unos días, te contactaremos cuando esté lista. -Me dijo y cuando estaba a punto de salir de la oficina del hombre me dirigió nuevamente la palabra. -A propósito, no era mentira que el precio es muy elevado para alguien común.

-No se preocupe, mientras mi empresa siga haciendo negocios con usted la voy a poder costear. -Le dije y me fui.

Cuando me pude mudar, se me presentó a un representante de mis vecinos para que pudieran verificar mi identidad.

-¿por qué te mudaste aquí? -Me preguntó uno de los representantes.

-Quería privacidad, la empresa de mi familia ha crecido mucho y no me siento a salvo cuando trato de trabajar porque como siento estresante trabajar en una oficina me gustaba salir al balcón de mi casa a hacer mi trabajo. -Dije esperando que me creyeran.

Afortunadamente no hicieron más preguntas y se retiraron; gracias a eso pude pasar mis días ahí trabajando en el pasillo y de vez en cuando podía ver a algunas personas pasar, a algunas no las conocía, pero a otras sí, a veces veía a empresarios, o influencers, pero no eran muy conocidos.

Luego de unos días por fin vi lo que quería: el representante de Ai entró junto a su esposa a la puerta de al lado.

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